En el segundo año de la carrera cursamos la materia de Microbiología. Uno de los módulos que estudiamos es el de las bacterias ácido alcohol resistente. La más taquillera por mucho es el complejo Mycobacterium tuberculosis, cuya infección es causante de una enfermedad sumamente contagiosa: la tuberculosis. El complejo que compone a estas micobacterias son: M. hominis, M. bovis y M. africanum.

La guía de práctica clínica define entonces como un caso nuevo de tuberculosis pulmonar a un paciente que ha sido diagnosticado con esa enfermedad y nunca ha recibido tratamiento. El cuadro clínico en adultos se sugiere cuando se presenta tos persistente mayor o igual a dos semanas, productiva, en ocasiones acompañada de hemoptisis, con síntomas adicionales como fiebre vespertina o nocturna, sudoración nocturna, pérdida de peso, astenia y adinamia.

Y es que es tan contagiosa que del 30 al 40 por ciento de los contactos cercanos con pacientes con TBP, la desarrollarán de forma latente.

Este riesgo es lo que llevó a escribir la canción que da título a esta pequeña reseña. “Nosotros, que nos queremos tanto, debemos separarnos, no me preguntes más…” este bolero fue escrito en Cuba alrededor de los años cuarenta del siglo pasado por Pedro Junco junior, un compositor de 23 años.

Este personaje fue diagnosticado con tuberculosis pulmonar poco antes de morir. Por esos tiempos se cuenta que en La Habana se enamoró de una chica, cuyo padre, al enterarse de la vida bohemia y desenfrenada de Pedro Junco, le prohibió verlo. A pesar de ello, los dos enamorados siguieron frecuentándose hasta que Pedro dejó de asistir a las fugaces citas.

Pasaron meses antes que por la radio se escuchara por primera vez Nosotros, pero no en la voz de Pedro, sino de un amigo suyo. Pedro había fallecido semanas antes del estreno de la canción y debido a la gravedad de sus síntomas, había sido internado en un hospital fuera de La Habana, sin que su amada lo supiera. La canción, entonces, es la carta de despedida.