Un enfermo en estado crítico es áquel cuya vida está en peligro al tener una alteración en la función de sus órganos vitales (cerebro, corazón, pulmones o riñones). La especialidad dedicada a la atención de estos pacientes es la Medicina Crítica.

El doctor Alfredo Sierra Unzueta, miembro del Subcomité Académico de Medicina Crítica en la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, señaló que actualmente también se consideran enfermos críticos a quienes tienen muerte cerebral y se convierten en donadores potenciales.

Otro de los cambios importantes que ha tenido la especialidad es el papel de la familia en la recuperación del paciente. “Esto no sucedía hasta hace unos 10 años. Antes, el enfermo estaba en un cubículo con monitores sólo con la enfermera de terapia intensiva”.

A la familia se le dejaba entrar en lapsos cortos de tiempo, 15 minutos, tres veces al día. Ahora ya no, hoy se abren las puertas a los familiares para que estén de manera permanente, si quieren, con su enfermo, y eso ayuda mucho a la recuperación psicológica del paciente que está en terapia intensiva.

Aunado a esto, los modelos de certificación para los hospitales que otorga el Consejo de Salubridad General, contemplan la educación del enfermo y su familia. “Esto es un proceso importante porque el paciente sabe de su enfermedad, cómo se debe tratar, cómo tomar su medicación o cómo identificar cuando hay algún síntoma que indica que su padecimiento está descontrolado”, explicó el doctor Sierra Unzueta.

Las primeras UTI  y la Medicina Crítica

Las unidades de terapia intensiva (UTI) se iniciaron en los años sesenta del siglo XX. En México, las primeras áreas de concentración de enfermos críticos aparecieron hacia el año de 1951, en el Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez” y en el Hospital General de México “Doctor Eduardo Liceaga”, pero la primera UTI se conformó en el Hospital “20 de Noviembre” del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, en 1964.

En 1967, el Hospital Español de México inauguró una unidad de cuidados coronarios, inspirada en la del Centro Médico de la Universidad de Pennsylvania y en la unidad de choque del Hollywood Presbiterian Medical Center. Para 1969, este hospital también puso en marcha una UTI.

El primer curso para formación de enfermeras dedicadas al cuidado coronario se impartió en 1968, mientras que los médicos especialistas en Anestesiología, Cardiología y Medicina Interna podían estudiar un año de Medicina Crítica, sin embargo, no existía un programa formal de la especialidad.

En 1976, la División de Estudios de Posgrado de la Facultad nombró a una comisión para desarrollar el proyecto de curso de especialización que fue aprobado por el Consejo Universitario en 1978.

Actualmente, la FM imparte esta especialidad en 29 unidades médicas del país. El intensivista recibe una formación profesional de dos años en Medicina Crítica, al concluir dos años de Anestesiología o Medicina de Urgencias o tres años de Medicina Interna.