Leer, hacer ejercicio, dejar de fumar, tener una dieta balanceada, e incluso, contar con una buena audición, son factores que pueden prevenir los trastornos cognoscitivos en el adulto mayor, como la pérdida de memoria, el Alzheimer y la demencia.

El doctor Antonio Rafael Villa Romero, Profesor de Carrera de la División de Investigación en la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que, con base en estudios recientes, los riesgos de padecer uno de estos males son atribuibles en 9 por ciento a la pérdida auditiva, 8 por ciento al bajo nivel escolar y 5 por ciento al tabaquismo.

Otros de los padecimientos que, de no ser tratados correctamente afectan al cerebro durante la vejez, son la obesidad, la hipertensión y la diabetes. La depresión y el aislamiento social también pueden ser causantes.

Para evitar estas enfermedades existen factores de riesgo modificables, que en suma representan hasta un 35 por ciento de prevención. No haber desarrollado un alto grado de estudios es sinónimo de una baja reserva cognoscitiva; además el sedentarismo, el tabaquismo y el alcoholismo propician estos trastornos.

En el Seminario Permanente «La epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles en México», el doctor Villa Romero ahondó que, si bien, entre más avanzada sea la edad, existe un mayor riesgo de fallas cognoscitivas, también hay personas de 40 o 50 años cuyos hábitos los llevan a un envejecimiento biológico acelerado.

Ante este panorama, el investigador recomendó que, tanto en la adultez como en la edad avanzada, se realicen actividades que requieran una demanda mental como tejer, bailar, tocar un instrumento, realizar actividades culturales y físicas y, sobre todo, tener el hábito de la lectura.

Asimismo, agregó que debe darse relevancia a ciertos comportamientos para distinguir cuándo es una pérdida de memoria sólo por la edad y cuándo se trata del comienzo de un trastorno cognoscitivo. “Hay una diferencia entre el deterioro por la edad y la demencia. En el primero la persona es capaz de realizar actividades de la vida diaria, como vestirse, comer o ir al baño; en la demencia se ve afectada la capacidad de realizar por lo menos una de ellas”.

De acuerdo con el Centro Nacional para la Información Biotecnológica de Estados Unidos de América, en  2050 habrá cerca de 130 millones de personas con demencia en el mundo.