Las «mariposas en el estómago» son la liberación de dopamina y serotonina en el abdomen

Al amor se le ha tratado de definir desde muchos ángulos: la ciencia, la espiritualidad o la Filosofía, por ejemplo. Millones de obras de arte han intentado reflejar un universo que, sin lugar a duda, todos hemos experimentado de alguna manera. Pero ¿qué sucede en el cerebro cuando llega el amor a nuestra vida?
El doctor Eduardo Calixto González, profesor de Fisiología y Farmacología en la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM y jefe de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, explica que el amor está compuesto por tres factores: el psicológico, el social y el biológico.
Este último es el que da el primer paso del amor: el enamoramiento. A pesar de que siempre se dice que “nos enamoramos con el corazón”, el experto revela que en realidad “nos enamoramos con el cerebro”, debido a las sustancias neuroquímicas que libera.
“Las ‘mariposas en el estómago’, por ejemplo, son la liberación de dopamina y serotonina en el abdomen, donde está disminuyendo la contractilidad del tejido muscular liso. Está cambiando tu vascularidad por eso tienes esa sensación”.
La dopamina se libera lentamente en nuestro cuerpo, generando una activación del sistema límbico, disminuyendo la actividad de la corteza prefrontal, por ello “el enamoramiento, por naturaleza biológica, disminuye la inteligencia”.
Sin embargo, éste no es un estado permanente, pues “estamos diseñados para que disminuya la dopamina”. De hecho, a decir del doctor Calixto González, el enamoramiento no dura más de tres años y, “por cada año que una mujer esté enamorada tardará tres meses en llegar a sus niveles basales de dopamina, mientras que el hombre lo logrará en sólo 28 días”.
Pero el enamoramiento no es sinónimo de amor. El amor es un proceso más complicado, ahí es donde lo social y lo psicológico juegan un rol trascendental. “El fenómeno Romeo y Julieta”, como prueba de ello: “Entre más te dicen que no hagas algo, más lo haces. Entre más oposición social le pongas a un cerebro liberador de dopamina, el enamoramiento es más intenso”.
Al final, el amor termina siendo una decisión, en donde, a pesar de tener la capacidad biológica para enamorarnos de diferentes personas a lo largo de la vida, elegimos con quién construir una historia.

Amor con equidad
Para la doctora Luz María Moreno Tetlacuilo, coordinadora del Programa de Estudios de Género y Salud del Departamento de Salud Pública de la FM, la concepción del amor romántico ha tenido consecuencias negativas para hombres y mujeres, desde la perspectiva de género.
“De las mujeres siempre se espera que sean quienes pongan el mayor ingrediente en nombre del amor, se les pide sacrificio y que se entreguen totalmente, lo cual limita su autonomía y su desarrollo como sujeto”, señaló durante el programa Más Salud FacMed en Radio UNAM.
En tanto, en los hombres se reprime la expresión del afecto. “Está en las normas sociales, de género, que ‘no es de hombres mostrarse cariñoso, no es de hombres mostrar el amor o decirlo’. Es una represión que causa tensión y que es imperceptible pero que sí los afecta, incluso en su biología porque incrementa la secreción de catecolaminas que acaba afectando su salud”.
Por ello, la experta instó a “enseñar a hombres y mujeres a ser amorosos; pues los hombres tienen la capacidad de aprender a ser tan amorosos como las mujeres si se les enseña y se les permite expresarlo en lugar de reprimirlo, y que las mujeres aprendan a vivir el amor como ciudadanas, con autonomía e independencia”.

Mariana Montiel