La bandera de la Facultad de Medicina (FM) se izó en lo más alto del volcán Iztaccíhuatl el pasado 5 de diciembre; los responsables de dicha hazaña fueron los estudiantes de Medicina Carlos Arturo Reynoso Mercado y David Medina Álvarez, quienes emprendieron la aventura del montañismo como su otra pasión, además de su carrera.
La meta fue la cima del volcán, pero el recorrido comenzó desde los salones de la institución. Coincidieron en algunas materias y al compartir sus aspiraciones lejos de los consultorios, culminaron con el propósito colectivo de vencer a los montes más altos de México y posteriormente del mundo.
“Nos conocimos en el segundo año de la carrera, en el grupo 2218. David sabía que me gustaban los deportes y un día me dijo que si no me gustaría escalar una montaña con él”, contó Carlos.
El primer viaje que ambos emprendieron tenía que ser grande, pues querían un reto importante. Así, en el invierno de 2016, ascendieron al Pico de Orizaba y no pararon hasta llegar a la cima, a pesar de que en el camino perdieron su fuente de iluminación. Los dos se prepararon durante algunos meses para la escalada, pero ya en las alturas todo fue diferente.
“Antes yo acampaba y escalaba en roca, pero quería dar el salto y fue como se me ocurrió invitar a Carlos. Practico triatlón y confiaba en mi condición física y en la de Carlos, porque él siempre ha jugado fútbol. Pero fue bastante duro el Pico. Cuando uno se enfrenta al lugar, caminas y no tiene fin, sientes la temperatura y los vientos, es entonces cuando te das cuenta que hace falta preparación mental”, contó David.
Ahora, un año más tarde, aunque el Iztaccíhuatl se trataba de una montaña más pequeña, los estudiantes se plantearon este desafío que les requirió más conocimientos técnicos para realizar la escalada. Además, de que necesitó de su templanza y paciencia, pues el recorrido tiene muchos columpios, es decir, bajadas y subidas que dificultan llegar a lo más alto.
“Subir el volcán en diciembre habla de nuestra necesidad de un reto, lo queríamos lograr, pero con ese extra que da el clima retador, ese frío y viento peculiares de la época”, añadió el alumno.
Antes de subir, tanto Carlos como David pensaron qué es lo que podrían colocar una vez que llegaran a la cima que representara la suma de todos sus esfuerzos, por lo que decidieron ascender con la bandera de la FM para demostrar orgullosos su amistad y su formación profesional. “En nuestras raíces lo que nos hizo amigos fue Medicina, así que enterramos la bandera arriba, porque nos ha dado tanto que quisimos honrarla de esa forma. Mostramos que además del estudio se pueden explorar otras áreas”, expresó Carlos.
Los estudiantes explicaron que, incluso con los conocimientos que tienen por su condición de médicos en formación, la situación que vivieron en las alturas los rebasó en todos los sentidos, pues se llevan al límite las fuerzas que tiene el cuerpo.
“En todas las montañas hay muertes porque suben con desconocimiento y sin el equipo necesario. Pero aunque uno sepa y tenga las herramientas y el botiquín de primeros auxilios, es necesario ir con un guía porque sólo así subes de manera responsable y sabes cuándo decir ‘hasta aquí llegué’.
“Hay una diferencia grande entre leer y la práctica. Leí mucho acerca de la fisiología de las alturas y sabía lo que viviría, pero hasta que estuve allí me di cuenta de la sensación, y es como jalar aire de una bolsa, no te recuperas, no mejoras y de eso se aprende”, finalizó David.

Samuel Aguirre