El 25 de febrero se conmemora el Día Internacional del Implante Coclear para recordar que esa fecha, pero del año 1957, se realizó la primera implantación por los doctores franceses André Djourno y Charles Eyries. La efeméride es reconocida en 40 países.

Un implante coclear es capaz de cambiar radicalmente la vida de un paciente, pues más allá de recuperar el sentido auditivo, representa la capacidad para interactuar, conversar y realizar actividades con las que logra sentirse a la par de los demás, explicó el doctor Raynerio Saldaña Aceves, adscrito a la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Detalló que “la sordera está ligada a la depresión, el aislamiento, la ansiedad y otros problemas psicológicos, motivo por el cual se recomienda que la cirugía se realice desde que son bebés para que se desarrollen con plenitud”.
El implante coclear consiste en colocar un procesador (externo) detrás de la oreja para captar los sonidos, para luego convertirlos en un código digital. Esa información va directo a la bobina situada fuera de la cabeza en el mismo lugar donde se colocó el implante (interno). Desde allí, el implante convierte el codificado digital en impulsos eléctricos que viajan a lo largo de electrodos hasta la cóclea.
Ya en la parte interna del oído, los electrodos tienen la función de estimular el nervio auditivo, para que éste envíe los impulsos que el cerebro decodifica como sonidos.
El especialista en Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello destacó que no todas las personas son candidatas a recibir este implante, pues “se debe llevar un protocolo de selección, tenemos que ver que el oído del paciente no tenga malformaciones congénitas que contraindiquen la colocación, por ejemplo, que esté muy estrecho el conducto, que exista una variante anatómica o que no tenga lesiones por infecciones”.
La pieza médica genera una “audición robotizada”, es decir, no es similar a lo que todos escuchamos, por lo que los pacientes que se someten a estas operaciones requieren un tiempo de rehabilitación con su familia, para así aprender a interpretar su entorno.
“En niños el proceso de rehabilitación es muy exhaustivo y, sobre todo extenso, porque todavía tienen que desarrollar el lenguaje”, explicó el doctor Saldaña Aceves, quien además habló de otros cuidados que se requieren al tener este implante.
“Debe haber una higiene muy rigurosa en el área del implante. No se deben realizar actividades como deportes de contacto que puedan generar algún golpe en el área del oído, tampoco se recomienda la natación, pero básicamente se pueden hacer todas las disciplinas deportivas. A eso se suma que los pacientes no pueden realizarse resonancias magnéticas”, expuso.
En México esta intervención quirúrgica se hace desde 1986 y en la actualidad hay 300 pacientes con este implante. El costo ronda en los 400 mil pesos, eso sin considerar el precio de los estudios, de la hospitalización y de la rehabilitación.
“Necesitamos que el implante sea un procedimiento al alcance de todas las personas que tengan este problema, pero especialmente para los niños. No es una cirugía muy frecuente por el alto costo y a eso se suma que no hay los suficientes especialistas entrenados para que sea exitoso”, finalizó.

Samuel Aguirre