Alguna vez has sentido mucho sueño después de comer? A esta sensación de cansancio o aletargamiento, luego de ingerir alimentos, coloquialmente se le ha llamado “mal del puerco”. Aunque es cierto que esto ocurre, el verdadero nombre de este estado es sueño postprandial.

De acuerdo con la doctora Mónica Méndez Díaz, académica del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, el sueño postprandial sucede por la manera en la que se metabolizan los alimentos, sobre todo cuando se trata de carbohidratos en abundantes cantidades.

“Gracias a nuestro sistema nervioso central, tenemos dos estados fundamentales: uno de vigilia y uno de sueño. Durante la vigilia podemos hacer todas nuestras actividades debido a que el hipotálamo libera la hormona orexina, que mantiene activos los núcleos que regulan la vigilia.

“Después de comer, cuando los nutrientes se empiezan a absorber en la sangre, en cantidades muy pequeñitas, pasan del torrente circulatorio al cerebro. Las células en el hipotálamo lateral, al sensar las concentraciones de glucosa, dejan de tener actividad, de liberar orexina, lo cual provoca que el sistema que mantiene la vigilia se apague”, explica la especialista.

La “marea alcalina”

Al “mal del puerco” también se le ha denominado “marea alcalina” porque el pH de la sangre pasa de ser neutro 7, sube un poco, por lo que la sangre “se vuelve más alcalina” durante la ingestión de los alimentos.

Anteriormente, también se creía que el “mal del puerco” sucedía porque el sistema digestivo “secuestraba” la sangre para poder absorber todos los nutrientes de los alimentos, sin embargo, esa teoría se descartó porque al hacer ejercicio, los músculos también absorben toda la sangre y aun así la perfusión sanguínea hacia el cerebro sigue siendo la misma.

¿El sueño postprandial es un problema?

No lo es. Se trata de un estado fisiológico que se normaliza en el momento que se empiezan a estabilizar los niveles de glucosa y las neuronas del hipotálamo retoman sus potenciales de acción normal.

El sueño postprandial es algo que le ocurre a todos por igual, pero hay quienes se dejan llevar más fácil por la presión fisiológica: los bebés, los niños o las personas de la tercera edad, ya que sus espacios y actividades se los permiten, en tanto, los adultos han hallado la forma de que no interfiera con sus tareas.

«Encontramos en el café la forma de combatirlo y mantenernos despiertos. Eso o una caminata de 15 minutos hacen que mantengamos el sistema de vigilia», refiere la doctora Méndez Díaz.

Mariana Montiel