Los riñones son los principales filtros de nuestro cuerpo y nos permiten mantener en equilibrio las sustancias que hay en él. Su función principal es la eliminación de desechos que provienen del metabolismo del cuerpo; filtran la sangre para eliminar por la orina las sustancias que no son útiles.

Cuando hay insuficiencia renal, los desechos se van acumulando en la sangre y el resto del cuerpo. A esta enfermedad se le ha calificado de “silenciosa” porque los riñones no tienen terminaciones nerviosas para el dolor -salvo en la cápsula renal y los uréteres- y sólo es percibida por el enfermo hasta que el riñón tiene menos del 30 por ciento de su funcionamiento, lo cual complica un diagnóstico temprano.

“La mayoría de los pacientes ya tienen un daño avanzado cuando llegan al médico. Para detectar esta condición oportunamente se necesitarían hacer exámenes de laboratorio y, por eso el hallazgo suele ser fortuito”, explicó la doctora Alejandra Aguilar Kitsu, miembro del Subcomité de Nefrología de la Facultad de Medicina de la UNAM, durante el programa radiofónico Más Salud FacMed, que se transmite los jueves de 12 a 13 horas, por el 860 AM de Radio UNAM.

Aunque esta patología afecta en su mayoría a adultos, también hay niños con insuficiencia renal. De cada 100 personas, cinco de ellas son infantes, informó la especialista en Nefrología Pediátrica.

Las principales enfermedades renales que se producen en los menores son por malformaciones congénitas en las vías urinarias o en los riñones, así como las glomerulonefritis (inflamación de dichos órganos). Otras afecciones renales que se presentan son hereditarias, como el síndrome de Alpor, y las tubulopatías que afectan la eliminación de los electrolitos.

De las más frecuentes, son las glomerulonefritis posinfecciosas, que se presentan principalmente en niños de entre seis y 12 años, y son causadas por bacterias como el estreptococo. “Aunque llevan este nombre, no quiere decir que exista una infección en el riñón, sino que la hay, por ejemplo, en la garganta y el cuerpo, al tratarse de defender produce esta inflamación a nivel renal”, indicó la experta.

Respecto a los síntomas presentados en niños con enfermedades del riñón, la doctora Aguilar Kitsu refirió que “una de las manifestaciones más frecuentes es el edema, que ‘hincha a la gente’ y que, en el síndrome nefrótico, puede ser muy aparatoso; cambios en la coloración de la orina por sangre (hematuria); infecciones urinarias u orinar con mucha frecuencia (poliuria)”.

Es usual que los pacientes que tienen manifestaciones a nivel renal también las tengan en el corazón o el sistema nervioso. Además, alertó que una malformación en los pabellones auriculares de los menores a menudo está asociada a una malformación en el riñón.

La ausencia congénita de uno de los riñones, denominada agenesia renal, puede pasar inadvertida, pues el cuerpo puede funcionar sólo con un riñón, sin embargo, si se trata de una malformación de vías urinarias, se va a manifestar como infecciones repetitivas.

Entre más pequeños son los niños, las infecciones son más severas, y los padres deben estar alerta de la presencia de fiebre elevada sin causa aparente, como una gripa o una diarrea, por lo que se debe solicitar un urocultivo para descartar una hidronefrosis u otro padecimiento por obstrucción.

La falta de crecimiento a partir de los dos años de vida también podría ser un factor de alerta para sospechar de un problema renal. “La acidosis tubular es una enfermedad no tan frecuente en donde se altera el túbulo renal y el riñón no puede eliminar los ácidos que se acumulan en la sangre. Cualquier causa de acidosis hace que haya problemas de mineralización en los huesos, por eso los niños dejan de crecer”, advirtió.

Mariana Montiel