Un nódulo indoloro que se percibe en el cuello y que crece de manera muy lenta es la principal manifestación del cáncer de tiroides que, en la mayoría de los casos, es altamente curable, aseguró el doctor Heriberto Medina Franco, médico adscrito al Servicio de Cirugía Oncológica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.

Cuando se desarrolla algún tipo de tumor en la tiroides, los nervios laríngeos recurrentes se ven afectados y, si llegan a la parálisis, se genera disfonía o ronquera. Además, cuando el tumor es grande, la tráquea llega a obstruirse o desplazarse.

Existen cuatro tipos de cáncer de tiroides; el más frecuente (70 por ciento de los casos) y de más alta tasa de curación (95 por ciento de probabilidad) se denomina “papilar”, porque visto en el microscopio se aprecian “dedos” o papilas. Puede viajar y originar metástasis, predominantemente a los ganglios del cuello y después a los pulmones.

El segundo tipo de cáncer se denomina “folicular”, porque se desarrolla en las células que cubren los folículos donde se almacena la hormona tiroidea. La tasa de curación de este tipo de cáncer es del 70 al 75 por ciento

Los cánceres de tipo papilar y folicular son más frecuentes en mujeres, prácticamente cinco o seis veces más que en hombres, y suelen presentarse entre los 30 y 40 años.

Un tercer tipo de cáncer de tiroides, que representa menos del 10 por ciento, se desarrolla en unas células que están en medio de los folículos, llamadas células C. “Éstas nada tienen que ver con la función normal de la tiroides, sino que sirven para regular el calcio, producen una sustancia llamada calcitonina y es ahí donde se origina el cáncer medular, que en ocasiones tiene un fuerte fondo genético hereditario”, explicó el doctor Medina Franco. La tasa de curación del cáncer de tiroides medular es del 60 por ciento.

Alrededor del 20 por ciento de los casos de cáncer de tiroides medular se asocia al síndrome de neoplasia endocrina múltiple, y se trata de pacientes que nacen con él. Por lo que debe hacer una cirugía preventiva desde los seis meses de edad en la que se remueve por completo la tiroides, indicó.

El cáncer de tiroides medular por síndrome de neoplasia endocrina múltiple también se asocia a tumores en las glándulas paratiroides, que provocan cálculos en los riñones, problemas en la glándula suprarrenal e hipertensión.

Por último, está el cáncer de tiroides anaplásico que, aunque también se origina en los folículos, es extraordinariamente agresivo y mortal, además de ser uno de los cánceres que más rápido crecen. “Afortunadamente representa menos del 1 por ciento de los cánceres de tiroides. Su crecimiento es tan rápido que asfixia al paciente casi antes de que llegue a la metástasis, aunque se puede ir al pulmón o al hígado”, refirió el especialista.

En general, el tratamiento del cáncer de tiroides, una vez que es diagnosticado, consiste en la remoción de toda la glándula y la administración de dosis de yodo radiactivo, luego de seis u ocho semanas.

Mariana Montiel