Este año, el lema es «Preparados para vencer al paludismo», que subraya el trabajo colectivo y el compromiso de la comunidad mundial para para prevenir, diagnosticar y tratar esta enfermedad.

El paludismo o la malaria es una enfermedad que se manifiesta con fiebre alta, escalofríos, sudoración, dolor de cabeza, dolor muscular y fatiga. Es causada por los parásitos Plasmodium falciparum, Plasmodium vivax y otros, que se transmiten al humano por un mosquito del género Anopheles. Aunque llega a ser mortal, este padecimiento se puede curar y, sobre todo, prevenir, señaló el doctor Jorge Baruch Díaz Ramírez, responsable de la Clínica de Atención Preventiva del Viajero de la Facultad de Medicina de la UNAM.

La malaria es más frecuente en las temporadas calurosas y con mayor concentración de lluvia, porque aumenta la presencia de mosquitos. En el mundo, los lugares donde hay más personas afectadas son: África Subsahariana, Oceanía, el sureste de Asia y América Central y del Sur. La mayor cantidad de casos se presenta en el continente africano (90 por ciento).

En el reporte de 2017 de la Organización Mundial de la Salud se estima que hubo 216 millones de casos en todo el mundo; mientras que en México se reportaron sólo 548, siendo Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Chihuahua, Jalisco, Nayarit, Sinaloa y Sonora las entidades con mayor incidencia. Hasta el momento, solamente Tlaxcala ha recibido la certificación como estado libre de paludismo.

“La ventaja que tiene México respecto al mundo es que el tipo de especie de malaria que tenemos (Plasmodium vivax) no es tan virulenta o mortal. La mayor cantidad de casos de malaria mortal es provocada por Plasmodium falciparum, que mata en un lapso de 48 a 72 horas. Vivax causa fiebres intermitentes, pero no es mortal”, explicó el doctor Díaz Ramírez.

Sin embargo, en el marco del Día Mundial del Paludismo, 25 de abril, alertó sobre los riesgos que corren los viajeros internacionales, porque los medicamentos que se usan para tratar la malaria en México no sirven para atender la que se adquiere en el resto del mundo.

“La mayor parte de las veces, la cloroquina, que es lo que se utiliza aquí en México para tratar la malaria por P. vivax, no sirve para el padecimiento en el extranjero; necesitamos medicamentos que traten esa resistencia, que tengan atovaquona/proguanil o mefloquina”, indicó.

Por lo anterior, la prevención resulta clave para quienes tengan como destino los lugares antes mencionados. En una clínica del viajero (en nuestro país sólo existen las dos de la UNAM y la del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”), se valora el riesgo de adquirir malaria, de acuerdo con el destino e historial clínico, y se determina la necesidad de tomar tratamiento preventivo especifico.

Ese tratamiento se debe complementar con las medidas generales para evitar las picaduras de mosquitos, por lo que se debe cuidar mucho el tipo de repelente que se usa, puesto que de la sustancia activa y su concentración depende la cantidad de veces que se debe aplicar.

Por ello, el experto advirtió que ni el Complejo B ni las pulseras sirven con este fin. “Sólo la citronela ha demostrado efectividad como repelente orgánico con duración de una hora. Otras sustancias efectivas que no son tan compatibles con el medio ambiente son el IR3535, el DEET y la Picaridina/KBR”.

Mariana Montiel