A propósito del 10 de mayo, cinco académicas de la Facultad de Medicina nos comparten su experiencia sobre qué significa ser mamá y desarrollarse en la enseñanza, así como la forma en que se organizan para ser exitosas en ambas actividades.

 Dra. Margarita Cabrera Bravo, académica de “Microbiología y Parasitología” de la Licenciatura de Médico Cirujano

“Cuando una se convierte en mamá empieza con cambios en su vida, en su tiempo y en sus emociones, sientes miedo y te preguntas si serás buena haciéndolo. Es una profesión que inicias y de la que no te gradúas hasta que te mueres. Ser mamá es sentirte plena como persona, es dar amor incondicional sin mermas, al contrario, va creciendo todos los días. Es la oportunidad de prodigar amor, cuidados, consejos y educar con libertad para que mi hija pueda estar en este mundo de la mejor manera.

“La academia es mi pasión, pero también un gran compromiso porque educar a jóvenes que en un futuro ejercerán la profesión médica, en la cual tendrán vidas en sus manos, es muy importante, de mucha responsabilidad y una gran alegría.

“Al combinar ambos ámbitos hay momentos difíciles, pero con organización todo es posible. Hay que priorizar sentimientos y compromisos, pero es muy bonito cuando logras continuar con tu esfera profesional, que es muy importante y satisfactoria, pero también con algo que te da mucha plenitud como el ser madre”.

Dra. Jennifer Hincapié Sánchez, profesora de “Bioética y Deontología Forense” de la Licenciatura en Ciencia Forense

“Ser mamá es una motivación, una inspiración y un reto constante, del cual se aprende todo el tiempo. Considero que cada mamá se hace día a día con los aprendizajes que tenemos, sin una fórmula exacta.”

“Ser académica de la FM es un privilegio y una gran responsabilidad, porque cada cosa que haga tendrá un impacto y un significado en las personas que confían su formación en nosotros, así que el mismo empeño que pongo para hacer de mi hijo un hombre de bien es el mismo que pongo para que mis estudiantes sean buenos profesionales.

“Cumplir las dos actividades es un reto constante, por las exigencias, la responsabilidad y el significado de cada una, si bien es cierto que en ocasiones los horarios no son compatibles, la Universidad y la maternidad son tan bondadosas que me permiten no descuidar la una ni la otra: a mi hijo le enseño cosas humanísticas, que de alguna forma percibo que a los jóvenes les pueden ser provechosas, y algunos aprendizajes que hago con él, los aplico en mi labor de docencia. Es como una amalgama que forma mi personalidad día con día. Disfruto mucho ser madre y docente y ambas hacen parte de mi definición como persona”.

Dra. Susana Castro Obregón, imparte “Biología celular” en la Licenciatura en Neurociencias

“Tengo dos hijos, una de 18 años y uno de 16. Ser su mamá para mí significa muchísimo amor y sentimientos que no se pueden describir. Con ellos redescubrí el mundo; es muy emocionante, en cada etapa, ver cómo van explorándolo. Lo que les alegra, les lastima o les asusta, una lo siente al triple, es una conexión natural. Ahora que ya pasaron la pubertad y verlos que van por buen camino, tomando sus decisiones, es mi mayor satisfacción.

“Para mí es un placer inmenso ser académica, es una actividad que me permite estar todo el tiempo aprendiendo. Si no fuera por la interacción con los alumnos habría muchas cosas que no entendería o que ni siquiera me cuestionaría. La combinación de dar clases con hacer investigación es muy motivante.

“El apoyo de mi esposo ha sido fundamental para hacer ambas tareas exitosamente. Para mí es fundamental tener una actividad, además de la maternidad, porque eso enriquece a todos los miembros de la familia y los motiva. Hay una retroalimentación cuando se es madre y académica, porque permite entender más a los hijos y, a la vez, a los alumnos. Ambos me enseñan día con día”.

M. en C. Katya Guadarrama Orozco, docente en “Biología celular, molecular y tisular” y “Procesos bioquímicos” de la Licenciatura en Fisioterapia

“No creo que haya un amor tan grande ni tan puro que el que se tiene por los hijos. Desde el momento que llega a tus manos esa vida, se convierte en el número uno de todas tus responsabilidades.

“Ser mamá me llevó a madurar y a tratar ser mejor persona cada día, con valores que se vean reflejados en ellos. Por mis hijos, de 4 y 8 años, también me he superado como profesionista.

“Me apasiona mucho mi materia porque es lo mío, ¡me encanta todo lo que tenga que ver con el área de la salud! Es algo que no dejaría nunca. Ser académica es una labor que me permite ser mamá, pero sigue siendo complicado. Hay que combinar las actividades, coordinarse y ver cómo le hacemos para estar en equilibrio”.

Dra. Julieta Rubio Lightbourn, imparte “Química bio-orgánica” en la Licenciatura en Investigación Biomédica Básica

“Ser mamá ha sido la experiencia más maravillosa en mi vida. Aunque me daba mucho miedo tener un hijo y educarlo, la maternidad es algo tan desinteresado, tan íntegro e incondicional que es grandioso. Sin embargo, cuando una se convierte en madre, van cambiando mucho los compromisos. Es muy difícil tener dos trabajos de tiempo completo, porque tener un hijo es un trabajo de tiempo completo.

“Tengo sólo un hijo y es una relación muy bonita. Es satisfactorio verlo realizándose; actualmente escribe y trabaja como profesor, tiene dos maestrías y un doctorado.

“Como académica, es muy estimulante tratar con muchachos que entran a la licenciatura, pues están muy deseosos de aprender, de ser investigadores. Paralelamente a mis clases, estoy en el laboratorio con alumnos de Servicio Social, de tesis de licenciatura y de posgrado, por lo que tengo retroalimentación a diferentes niveles. Yo creo que las dos cosas, los dos caminos: mamá y académica, han sido muy satisfactorios”.