Las mujeres han sido protagonistas en el mundo del arte desde la antigüedad, sin embargo, no se les daba el reconocimiento y la visibilidad que se les da hoy en día como autoras, pues muchas obras fueron atribuidas a sus padres o esposos, y si se sabía que una mujer era la autora, el valor de la obra disminuía, indicó la maestra Nuria Galland Camacho, coordinadora de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina.

“La mano femenina está presente en muchas obras, sin embargo, éstas tenían la característica del anonimato debido a las condiciones sociales que se presentaban”, explicó al recordar que una de las primeras mujeres en romper este anonimato fue Artemisia Gentileschi de la época del Barroco, quien fue abusada sexualmente por su tutor quitándole la posibilidad de ser una mujer respetable, a pesar de esto fue capaz de romper las barreras sociales que tenían las mujeres en aquella época, logrando ser una artista libre, lo que representó en sus obras.

Otra gran artista fue Properzia de Rossi de la época del Renacimiento, una mujer prodigiosa para la escultura y la música que sufrió difamación. Sofonisba Anguissola, de la misma época, tuvo mucha fama y tenía muchos conocimientos, llegó a formar parte de la corte española y fue muy cercana a la familia real. Lavinia Fontana, otra pintora de la época del Barroco, “libró el obstáculo de ser sólo un prodigio, se le encomendaron obras religiosas, de historia, e incluso trabajó para Felipe II”, mencionó la maestra Galland en su curso-taller de Historia del Arte, transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina.

Giovanna Garzoni, de la época del Barroco, logró una gran fortuna con sus representaciones de bodegones y miniaturas, debido a que mucha gente llegaba a pagar grandes cantidades por sus obras. La artista que también logró una gran riqueza fue Rachel Ruysch, pues “exigió las más altas tarifas y siguió pintando después de casada y con 10 hijos; pintaba naturaleza muerta, un tema del ámbito femenino que después fue introducido por los hombres”, explicó la experta.

También se refirió a Isabel de Santiago, una de las pocas pintoras independientes del virreinato de Nueva Granada y una de las primeras artistas en abordar la temática religiosa. “Queda demostrado que la actividad femenina ha estado presente en muchos talleres artísticos, pero debido a las condiciones sociales no podía darse a conocer. Aunque en los museos se vean fichas técnicas con nombres masculinos, el arte femenino también ha estado presente”, afirmó.

Actualmente, la visión que se tiene de la mujer en el arte ha cambiado de manera positiva, donde no sólo se le reconoce su talento, sino también la calidad estética de su obra al igual que la de un hombre, logrando tener el mismo valor, no sólo en lo artístico, sino en otras áreas. “Se ha reconocido que el valor del trabajo es el mismo sin importar si viene de un hombre o de una mujer”, resaltó la maestra Galland.

Axel Torres