El sueño conductualmente se define como un estado fisiológico de disminución perceptual con respuesta limitada al ambiente; es necesario, temporal, reversible y cíclico.

“Todos tenemos un tiempo destinado a dormir. No nacemos sabiendo exactamente cómo dormir, entonces tenemos que educar de la misma manera que se enseña a tener control de esfínteres o a comer; no es algo que se adquiera innatamente, tenemos que educar para que un niño duerma de manera adecuada”, advirtió la doctora Rosana Huerta Albarrán, neuropediatra adscrita a la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Un sueño de buena calidad tiene tres características: debe ser continuo, en la oscuridad y con una cantidad de horas adecuadas, esto permitirá tener un sueño que nos haga sentir reparados y nos prepare para realizar nuestras funciones del día.

La melatonina es una sustancia cuya liberación se favorece en la oscuridad, siendo determinante para el inicio de sueño, por lo que es importante generar un ambiente propicio para ello. Dentro de este punto, la tecnología juega un papel importante, ya que existe la hipótesis de que la exposición a la luz azul de los equipos electrónicos detiene la producción de melatonina retrasando el inicio del sueño; además, puede disminuir la duración y calidad del sueño, indicó la especialista.

“Si bien el sueño es fisiológico, existe una etapa crítica para favorecer hábitos para una buena educación referente a él, y ésta abarca de los seis meses al año”, resaltó.

El sueño es necesario por las funciones que tiene, ya que está relacionado con la producción de defensas, favorece un mejor estado de ánimo, un buen crecimiento tanto en peso como en talla, además de su relación con un correcto aprendizaje.

En su charla transmitida por Facebook Live de la Facultad de Medicina, la doctora Huerta Albarrán indicó que, durante el confinamiento, los trastornos del sueño han aumentado, siendo los más comunes el insomnio, las parasomnias y los trastornos del ritmo circadiano, por lo que es importante diagnosticarlos y tratarlos a tiempo.

La experta señaló que existen muchas recomendaciones en cuanto a la higiene de sueño, pero dentro de las más importantes se encuentran: que sea un lugar apropiado donde no haya luz y con buena temperatura, que de lunes a domingo se fijen horarios para dormir, que para niños mayores de cuatro años no haya siestas y para aquellos niños menores de esta edad las siestas sean cinco horas antes de iniciar a dormir, establecer tiempos para uso de electrónicos y suspender el uso de estos aparatos tres horas antes de dormir.

Además, en bebés es importante no alimentarlos para que se duerman, enseñarles a dormir en la cama (no dormirlos en brazos) y acostarlos de lado o boca arriba.  

Sin embargo, estas recomendaciones deben individualizarse y adaptarse a cada persona considerando su patrón de sueño, estilos de crianza, ambiente familiar y contexto sociocultural.

Janet Aguilar