La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud señalan que la salud mental significa adaptarse al cambio, por lo cual es muy importante atenderla de forma interdisciplinaria, recordando que, dentro de ésta, habrá factores predisponentes, precipitantes y perpetuantes que pueden acelerar o no la presencia de una situación o una problemática de salud mental.

Para abordar esta problemática fue celebrada la tercera y última sesión de la Primer Jornada Académica de la Salud Mental titulada “Disminución de la brecha de atención en la salud mental en la comunidad universitaria”, coordinada por la licenciada Claudia Mena, del área de Trabajo Social Psiquiátrico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental (DPSM) de la Facultad de Medicina de la UNAM.

“En mi experiencia, en la atención de los alumnos de la comunidad universitaria, puedo decir que la principal afectación de una mala salud mental está reflejada en el rendimiento académico, donde se puede llegar hasta la deserción. Entonces la identificación temprana de la sintomatología es muy importante”, destacó la licenciada Cintia Melissa Salas Bermúdez, coordinadora del área de Psicología Clínica en el DPSM.

Por ello, dijo, es fundamental disminuir la brecha de atención en salud mental, no sólo a nivel clínico, sino con campañas de información y prevención para el personal universitario, alumnos y académicos, con la finalidad de que éstos aprendan a identificar los posibles síntomas de estos problemas, en compañeros y alumnos, y los apoyen para pedir ayuda.

Asimismo, aseguró que falta mucha empatía e información para acabar con los estigmas alrededor de los problemas psicológicos, pues muchos universitarios no acuden a pedir ayuda debido a las burlas o discriminación que pudieran recibir. “Entre más tarde acudan a pedir ayuda, habrá más afectaciones en la familia, en lo social, en lo académico y la salud física”, recalcó la licenciada Salas Bermúdez.

Por su parte, la doctora Olga Marina Robelo Zarza, coordinadora de Trabajo Social Psiquiátrico del DPSM, aseguró que la salud mental se debe entender como un proceso de bienestar y desempeño personal y colectivo, que se verá reflejado en la autoestima, la autonomía y la capacidad para responder las demandas de la vida en diversos contextos.

“Para disminuir la brecha de la atención se necesitan, desde el trabajo social clínico, mecanismos que promuevan las libertades y las oportunidades individuales, a fin de mejorar las condiciones de vida y, por ende, las condiciones de salud, de modo que el análisis a la atención mental requiere un abordaje integral”, explicó la doctora Robelo Zarza.

Finalmente, recomendó las intervenciones interdisciplinarias, en donde se haga énfasis en el padecimiento; es decir, en la experiencia subjetiva de cada persona en el proceso de salud-enfermedad-atención. Esto traerá beneficios a todos los involucrados y tendrá un impacto en el diseño de estrategias de intervención contextualizadas en lo individual, familiar y psicosocial.

Eric Ramírez