Cuando la COVID-19 llegó a México, nuestro país ya era considerado el mayor consumidor de alimentos ultraprocesados en América Latina y el cuarto a nivel mundial. Además, el porcentaje de adultos, de 20 años y más, con sobrepeso y obesidad, era del 75.2 por ciento.

“Muchos de los pacientes que fallecieron por COVID-19 tenían diabetes, y muchas de las personas con obesidad padecen diabetes tipo 2. Entonces, estamos en una situación en la cual se encuentran dos enfermedades y tenemos como resultado una sindemia”, advirtió el doctor Antonio González Chávez, jefe de la Clínica de Atención Integral al Paciente con Diabetes y Obesidad del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”.

En la plática “Prevención y buen control de diabetes durante el confinamiento. ¿Por qué y cómo lograrlo?”, transmitida por Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM, se puso en contexto cómo estas comorbilidades han agravado el impacto de la pandemia en el país.

Uno de los grandes problemas, recordó el especialista, es que uno de cada cuatro diabéticos desconoce que lo es, por lo que no tiene un tratamiento oportuno. Asimismo, la prevalencia de diabetes en mujeres es de 14.7 por ciento y en hombres de 10.9 por ciento. En el caso de los pacientes con diabetes tipo 2, el 50.4 por ciento tiene colesterol alto y el 90 por ciento padece síndrome metabólico.

“Estamos en una situación muy seria y tenemos que contrarrestarla, debemos modificar nuestra forma de atender, tratar y abordar al paciente con diabetes. Mejoremos el control y de esa misma manera mejorará la promoción y educación en salud. Se requiere un cambio en nuestro sistema para cambiar estas condiciones y reducir el riesgo de la COVID-19”, apuntó el doctor González Chávez.

Por su parte, la doctora Ana Lilia Rodríguez Ventura, académica de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina, mostró su preocupación por la población infantil que tiene una alta probabilidad de padecer diabetes si sus papás, u otros familiares, la padecen, si tienen una alta resistencia a la insulina o incluso por no recibir seno materno. En tanto, otro factor importante es el contexto familiar y de amigos, que muchas veces orilla a las personas a alimentarse mal.

“Un análisis demuestra que nuestro riesgo de muerte se reduce en un 56 por ciento si logramos comer tres porciones de granos integrales al día, una porción de semillas, cuatro verduras y dos porciones de pescado; en cambio, se duplica si consumimos 180 gramos de carne roja, 250 mililitros de refresco, embutidos y huevo frito”, explicó la doctora Rodríguez Ventura.

Finalmente, recomendó hacer otros cambios en nuestro estilo de vida para evitar la diabetes y demás enfermedades, tales como reducir las comidas fuera de casa; desayunar al despertar, comer antes de las tres de la tarde y cenar antes de las ocho de la noche, y no saltarse comidas; comer en un lapso mayor a 20 minutos; beber dos litros de agua al día; dormir antes de las 10 de la noche; dejar de ver televisión una o dos horas antes de dormir; hacer cinco horas de ejercicio por semana en el caso de los niños, y dos horas y media en el caso de los adultos, si quieren conservar su peso; así como ser asertivos con la familia para saber decir “no” a una comida chatarra.

Eric Ramírez