El Palacio de la Escuela de Medicina, uno de los recintos más antiguos y con más historias en el corazón de la ciudad, esconde entre sus paredes y esculturas grandes narrativas de héroes con bata que convirtieron un centro de castigo y tortura en uno de curación y ciencia, tal y como lo describieron Jorge Pedro Uribe Llamas y Ferrus en la segunda emisión del Ciclo de charlas para despedir la semana “La pluma y el estetoscopio”, conducido por Francisco Hernández.

“Escarbando en los archivos de la historia uno se da cuenta que hay una dicotomía intrínseca entre los escritores y los médicos. Los doctores comenzaron la literatura médica a partir de Hipócrates, quien redactaba y publicaba sus pensamientos. Todo este conocimiento culminó en el Juramento Hipocrático, estipulado por la Asociación Médica desde el 8 de abril de 1948, con el objetivo de orientar a los médicos recién egresados en sus obligaciones morales”, explicó el artista plástico Ferrus, autor del cartel de esta segunda charla.

Asimismo, hablaron sobre la estatua de San Lucas, que se encuentra en el Palacio y hace referencia al que se considera uno de los patronos de los médicos como lo son San Cosme y San Damián. La escultura fue diseñada por Manuel Vilar y ejecutada por Martín Soriano, y fue donada a la Escuela Nacional de Medicina por la Academia de San Carlos en 1860.

También, rememoraron que en el pasado los médicos y la literatura tenían una relación más estrecha, pues el ritmo del profesional de la salud era mucho menos demandante; hoy en día, los doctores tienen sobrecarga de trabajo, atienden a un paciente tras otro y, a pesar de esto, continúan siendo humanistas, dando una atención excelente a sus enfermos y cumplen al pie de la letra con su juramento.

Asimismo, recordaron que en el cuarto número 13 del Palacio se suicidó el poeta Manuel Acuña, que en ese momento estudiaba Medicina. “A lo mejor no todo mundo sabe que en ese mismo cuarto vivía el estudiante Juan Díaz Covarrubias, escritor provisorio y médico. Hoy en día ya no existe ese espacio tan importante e histórico del recinto”, señaló el periodista y escritor Jorge Pedro Uribe.

Además, hablaron de los “Mártires de Tacubaya”, militares y civiles del bando liberal que fueron fusilados a consecuencia de su derrota en la batalla de Tacubaya por los conservadores durante la Guerra de Reforma. En éstos se encontraban los estudiantes de Medicina Juan Díaz Covarrubias y José Sánchez; y los doctores Ildefonso Portugal, Gabriel Rivero, Manuel Sánchez, Alberto Abad y Juan Duval. En su memoria se levantó un obelisco en la Alameda de Tacubaya.

A la pregunta “¿A cuántos estudiantes de Medicina no se les puede considerar de algún modo héroes?”, ellos coincidieron en que todos son mártires heroicos realizando una labor a contracorriente que, aunque no tengan un monumento en Tacubaya, están cumpliendo con su trabajo mientras superan obstáculos como el más reciente de la COVID-19.

“Para ser héroe de verdad, no hace falta ser deportivo, ni morir, ni matar, hace falta tener un gran espíritu de servicio, poder ayudar a los otros y eso lo tienen los médicos”, concluyeron los invitados a la charla desde el Palacio.

Eric Ramírez