Existen diferentes características evolutivas por las que el sentido del olfato en los perros se encuentra altamente desarrollado; su vía olfatoria utiliza aproximadamente 250 millones de receptores, mientras que el olfato de los seres humanos sólo usa 6 millones. Además, la forma de la nariz del perro también le facilita percibir aromas, pues permite la entrada y salida de aire de forma simultánea, explicó el licenciado Julio Velázquez Rodríguez, Jefe del Departamento de Atención a Emergencias y Coordinador del Grupo Canino de Búsqueda y Rescate de la UNAM.

“Esta capacidad de los perros ha sido utilizada para localizar personas, papel moneda, plagas de animales y diversas sustancias”, resaltó el especialista.

Por su parte, Miguel Caminos Velázquez, alumno de Licenciatura en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, apuntó que las pruebas de detección de COVID-19 mediante PCR podrían resultar inaccesibles para la población debido a su costo, además de que utilizan reactivos que generan residuos tóxicos que pueden afectar el medio ambiente, por lo cual, sería útil encontrar alternativas diagnósticas.

Por esta razón, planteó investigar si existen condiciones éticas y metodológicas adecuadas para utilizar perros en la detección de la enfermedad de COVID-19. Al presentar algunos artículos sobre la viabilidad de la detección del virus en muestras de sudor de personas contagiadas, la susceptibilidad de los perros a la COVID-19 y la evaluación de los métodos de entrenamiento para perros biodetectores, Miguel Caminos indicó que estos artículos mencionan que puede haber distintos factores que afecten la detección del virus, entre ellos estrés, temperatura o humedad del ambiente y distractores como ruidos o número de espectadores. Adicionalmente, no hay suficiente evidencia de si el sudor tiene presencia viral, lo que sería un riesgo para los perros de enfermarse, pues son una especie susceptible al SARS-CoV-2.

En el webinar transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM, indicó que los perros tienen la capacidad de discernir entre individuos infectados con el coronavirus e individuos no infectados, teniendo una precisión cercana a la PCR y mayor a las pruebas rápidas de antígeno, sin embargo, hasta ahora no se han publicado estudios seguros, confiables y replicables para la biodetección de la COVID-19.

Asimismo, utilizar estos animales en la biodetección podría ser peligroso para aquellos que se encuentran en aeropuertos, por ejemplo, pues al ser perros de trabajo se sabe que están sometidos a mucho estrés y eso puede producir cortisol y, por lo tanto, inmunosupresión, por lo que estarían más vulnerables. Además, el virus muta mucho, por lo que todos esos factores podrían hacer que el virus se adaptara más a los perros y se les ocasionara un daño irreversible, por lo que es mejor aplicar el principio ético de precaución y no usarlos para eso.

“Los perros tienen una gran capacidad, algunos pueden detectar convulsiones con una hora de anticipación, clostridium o cáncer; es nuestra responsabilidad alcanzarlos y llegar al nivel en el que están ellos utilizando las herramientas que tenemos; si los perros nos prestan su olfato, también es necesario garantizar las mejores condiciones de seguridad para ellos”, consideró Miguel.

Ricardo Ambrosio