Del 19 de julio al 8 de octubre, Diana Monserrat Silvas Baltazar, egresada de la Licenciatura en Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UNAM, realiza una estancia de investigación en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León de la Universidad de Salamanca en España, donde forma parte de un proyecto en el que se analizan las posibles alteraciones en el bulbo olfativo en un modelo de autismo.

Para esta estancia, se hizo acreedora a una beca por medio de la Convocatoria de Becas UNAM-DGECI Iniciación a la Investigación (verano-otoño 2021), a la cual se postuló a través de la Unidad de Movilidad Académica y Vinculación Interinstitucional (MAVI) de la Facultad de Medicina.

“Esta oportunidad es producto de un trabajo en equipo, por un lado, está el claro objetivo que tiene nuestra Universidad al fomentar esta cooperación internacional entre las instituciones académicas, lo cual es el punto clave para que todo esto sea posible. Y por otro, la gran labor y apoyo que tuve por parte de quienes integran MAVI, así como de todo el equipo de la Coordinación de la Licenciatura en Neurociencias”.

Uno de los requisitos para postularse es contar con una carta de aceptación por parte de un académico de una institución extranjera participante, para esto necesitó ponerse en contacto con investigadores que trabajaran con la línea de investigación de su interés. “Desde mi punto de vista, esta es la parte más desafiante porque muchas veces para nosotros los estudiantes de pregrado es complicado ser aceptados debido a la poca experiencia que se pudiese llegar a tener, por lo que tienes que persuadir de que eres capaz de beneficiar a otros con tus ideas y aportaciones. Al final, la ciencia te enseña a ser valiente para decir lo que piensas”, indicó.

En España trabaja con un modelo murino de autismo inducido por ácido valproico, particularmente la parte que involucra al bulbo olfatorio. Las personas con este trastorno presentan un desbalance entre la actividad excitatoria y la actividad inhibitoria a nivel neuronal, provocada por alteraciones en los niveles de GABA y por defectos en las redes de señalización de este neurotransmisor. Este mal funcionamiento está asociado a un alto nivel de cloruro intracelular, provocando un incremento de la despolarización neuronal, y este desequilibrio se ha encontrado en este modelo, detalló Monserrat.

Además, informó que el tratamiento con bumetanida muestra escasos efectos adversos y una reducción de la gravedad de los síntomas asociados al autismo, pero no se sabe cómo este fármaco afecta a la actividad de las diversas áreas cerebrales alteradas en dicho trastorno, como el bulbo olfativo.

Por otro lado, como el modelo de autismo inducido por ácido valproico muestra diversas alteraciones sensoriales, como hipersensibilidad y déficits en la discriminación olfativa, y no hay estudios en los que se hayan analizado las posibles alteraciones en el bulbo olfativo de este modelo, también investigará al respecto.

“Lo que se quiere lograr con este proyecto es arrojar luz para la comprensión del autismo y también explorar nuevos tratamientos que alivien los síntomas y necesidades de las personas afectadas, ya que el proyecto involucra la farmacología. Asimismo, se quiere tener este avance del conocimiento del autismo para llegar a una validación de una terapia farmacológica”, concluyó Monserrat.

Ana Camila Pérez