Una de las formas de violencia que viven las mujeres tiene que ver con su imagen corporal relacionada con su peso, este ideal de un solo tipo de cuerpo esbelto impuesto por la sociedad es un tipo de violencia prácticamente invisible, que se plasma a través de las imágenes y favorece los estereotipos de belleza, así como la discriminación.

En muchos casos se llega a pensar que el valor social de una mujer es sólo si despierta el deseo de los hombres convirtiendo su cuerpo en objeto de consumo. Estas cuestiones llevan a reflexionar y argumentar que su cuerpo y su imagen son constantemente sexualizados, politizados y controlados por la estructura social, patriarcal y capitalista.

Estas fueron algunas de las reflexiones que presentaron Andrea Contreras, Aimé Delgadillo, Italivi Escalona, Jaime Herrera, Alma Huerta, María Fernanda López, Alejandra Luna, Asenet Márquez, Jennifer Meneses, Carlos Villanueva, Victoria Peredo y Cinthya Riverol, estudiantes de la primera generación de la Licenciatura en Ciencia de la Nutrición Humana de la Facultad de Medicina de la UNAM, quienes participaron en la obra de teatro “25N: Corporalidades sin matices”.

En la obra transmitida por Facebook Live, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y presentada por la profesora Samantha Flores, evidenciaron situaciones que viven algunas mujeres que acuden a consulta como el maltrato verbal a partir de prejuicios y estereotipos que se basan únicamente en la complexión de sus pacientes poniendo por encima la estética a la salud. Una forma de discriminación que se hizo evidente fue la preferencia de atención a las modelos de una agencia por considerarlas guapas y con buen físico.

También se pudo observar la falta de profesionalismo al recetar “cremas mágicas», así como tratamientos que no son necesarios, ni eficaces o seguros para el control de peso.

Como parte de las reflexiones finales, las y los estudiantes también destacaron que los modelos de belleza que la sociedad ha impuesto son prácticamente imposibles, y agreden la corporalidad femenina, la salud física, alimentaria y emocional, provocando que las mujeres puedan desarrollar baja autoestima o trastornos de la conducta alimentaria como anorexia, bulimia o vigorexia.

Por esta razón, los profesionales de la salud tienen un papel importante en la erradicación de la violencia contra las mujeres al no fomentar la violencia estética y sexual, además de no emitir juicios a partir de estereotipos sobre el físico de sus pacientes.

Es importante recordar que todas las personas tienen diferentes tipos de cuerpos, todos son válidos y el cuerpo perfecto es el que te funciona. ¡La cultura de la delgadez también es violencia!