“Una de las razones más importantes para ser médico científico es precisamente estar siempre bien contento, trabajando. En mi vida la he pasado muy bien, porque todo el tiempo me he divertido mucho”, aseguraba el doctor Ruy Pérez Tamayo, Profesor Emérito de la UNAM y fundador de la Unidad de Investigación en Medicina Experimental de la Facultad de Medicina.

El doctor Pérez Tamayo nació en la ciudad de Tampico en 1924. Estudió Medicina en la UNAM y realizó estudios de posgrado en la Washington University, en St. Louis Missouri. A su regreso, en 1953, fundó la Unidad de Patología en el Hospital General de México, donde estuvo 17 años; después trabajó durante ocho años en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM y, posteriormente, lo invitaron a dirigir el Departamento de Patología del entonces Instituto Nacional de Nutrición, en donde dedicó gran parte de su tiempo al estudio de la morfostasis.

Con la aprobación y ayuda del doctor Jesús Kumate Rodríguez, quien fuera Secretario de Salud, el doctor Pérez Tamayo fundó el Departamento de Investigación en Medicina Experimental en el Hospital General de México, hoy Unidad de Investigación en Medicina Experimental, que dirigió por más de 23 años.

Desde 1948 comenzó a dar clases como ayudante de profesor del doctor Isaac Costero en la entonces Escuela Nacional de Medicina, hoy Facultad de Medicina, donde fue profesor de Patología durante más de 50 años. Fue autor de más de 170 artículos científicos en revistas nacionales y extranjeras, y de 87 libros acerca de temas científicos, de divulgación y sobre ensayos históricos.

Entre los múltiples reconocimientos a su trayectoria, recibió el Premio Nacional de Ciencias 1974, el Premio Luis Elizondo y el Premio Miguel Otero en 1979, el Premio Aída Weiss 1986, el Premio Rohrer en 1988, el Premio Nacional de Historia y Filosofía de la Medicina en 1995, y la Presea José María Luis Mora en 2002, entre otros. En 2013, su busto fue develado por el Presidente de la República en la Explanada de Médicos Ilustres de la Secretaría de Salud.

Como parte de sus contribuciones están la descripción del efecto de la metionina en la cicatrización de las heridas; describió por primera vez en México la neumonitis reumática, la reticulosarcoma de partes blandas, la mesotelioma pleural, la amibiasis cutánea, la criptococosis, el enfisema bronquiolar y la mesotelioma peritoneal. Además, señaló las características propias de nuestro medio de la aterosclerosis, los tumores del corazón y pericardio, el carcinoma primario del hígado, la tuberculosis, la cirrosis intersticial difusa y el carcinoma bronquiolo-alveolar.

Fue investigador de excelencia del Sistema Nacional de Investigadores y desempeñó una Cátedra Patrimonial de Excelencia Nivel I. Perteneció a la Junta de Gobierno de la UNAM (1983-1993) y a 48 sociedades científicas nacionales y extranjeras. También fue miembro de El Colegio Nacional, de la Academia Mexicana de la Lengua y la Academia Nacional de Medicina de México.

Con su partida el pasado 26 de enero en la ciudad de Ensenada, Baja California, el doctor Pérez Tamayo nos deja un legado de conocimiento, humanismo y ciencia. Descanse en paz.

Lili Wences