Cera exhibida en el Palacio de la Escuela de Medicina

El Día Mundial contra la Lepra se celebra el último domingo de enero por iniciativa del periodista francés Raoul Folloreau.

Aunque todavía hay aproximadamente 250 mil casos de lepra al año en el mundo, principalmente en países como Brasil, India e Indonesia, su detección es oportuna y ya no se registran decesos por su causa. En México, en el 2016, sólo poco más de 260 personas la padecieron, siendo Sinaloa, Guerrero y Jalisco las entidades con más enfermos.

“Hoy en día, la lepra que se atiende está lejos de ser la lepra histórica que afectó a la humanidad hace por lo menos 4 mil años. Ver casos realmente avanzados, si no es excepcional, es extremadamente raro en nuestro país. La tendencia es a la baja definitivamente”, aseguró el doctor Rodolfo Acuña Soto, Profesor Titular del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Su erradicación dependerá primero de evitar la transmisión, identificando casos primarios y secundarios en familias, así como de detectar y proporcionar tratamiento de manera oportuna, consideró.

La lepra es un infección causada por la bacteria Mycobacterium leprae, descubierta en 1873 por el médico noruego Gerhard Armauer Hansen, por quien se le denomina bacilo de Hansen, y puede producir enfermedades crónicas e intracelulares.

«Es una enfermedad que ha tenido una historia de horror y miedo, con mucha inercia en la Psicología y en la memoria de la gente, porque fue muy poderosa, realmente las personas no podían hacer nada contra ella, era desfigurante y se creó una historia negra a su alrededor. Curiosamente es de muy baja contagiosidad, al 95 por ciento de la gente nunca le dará, aunque esté en contacto con una persona que la padezca», señaló.

Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX, en México y en el mundo existían los leprosarios, lugares completamente amurallados, donde quienes la padecían estaban segregados.

El uso de la dapsona para tratar la lepra “fue el cambio formidable”, pues era un medicamento tan accesible que las farmacéuticas no la comercializaron y la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvo que incluirla en los llamados «medicamentos huérfanos» para producirla. “El tratamiento ha ido eliminando la proliferación del bacilo».

Hoy en día, hay resistencia a los tratamientos, por lo que la OMS recomienda esquemas de varios medicamentos, básicamente la dapsona, la rifampicina y la clofazimina para curarla.

La lepra no distingue sexo ni edad, pero los organismos responden de forma diferente, pues hay personas que “son impermeables”, pero las afectadas pueden tener lepra lepromatosa o lepra tuberculoide, o bien, otras cinco variedades que les llaman borderline o intermedias entre estas dos, explicó el doctor Acuña Soto.

La pobreza es un factor central para que se presente, ya que la hacinación propicia que se desarrolle. Además, el nivel de gravedad dependerá de la respuesta que tenga la persona al bacilo, desde lesiones cutáneas apenas visibles o pequeñas manchas, hasta nodulaciones grandes o afección a los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias superiores y los ojos.

«La lepra pasó de ser la historia negra de la Medicina a una enfermedad más bien rara y en decremento, nadie se muere por su causa actualmente», manifestó.

La Estrategia Mundial para la Lepra 2016-2020 de la OMS tiene como pilares: Reforzar la implicación de los gobiernos, la coordinación y las alianzas; detener la enfermedad y sus complicaciones, y acabar con la discriminación y fomentar la inclusión.