Prescribir la indicación de hacer ejercicio no es la solución a la obesidad, de hecho, representa, en algunos casos, un riesgo, ya que estos pacientes regularmente tienen problemas para respirar, mal manejo de calor en su cuerpo y atrofia muscular, e incluso son más propensos a las lesiones.
De acuerdo con el licenciado en Rehabilitación Física Santiago Ezequiel Kasbarian, los médicos sólo deben recomendar actividad física a las personas con adiposidad después de haberse realizado estudios de resistencia hechos por un cardiólogo, para así conocer sus límites.
“La obesidad es una enfermedad, entonces, como entrenadores partimos de la idea de que vamos a trabajar con gente que no está sana, así que hay ejercicios contraindicados, como son los deportes con desplazamientos laterales, por ejemplo el tenis o el baloncesto”, advirtió el también profesor de iniciación y especialización deportiva por la Federación Mexicana de Triatlón.
Durante el curso “¿Cómo prevenir la obesidad y la diabetes?”, organizado por el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM y la Fundación para la Acidosis Tubular Renal Infantil Mexicana, AC, el especialista detalló que para que una persona con sobrepeso se acerque a la activación física debe empezar con precauciones generales, como evitar ejercicios con impacto esquelético o que requieran equilibrio. Las secuencias que puede realizar deben tener un movimiento rítmico y la mayor amplitud articular posible, además tienen que acompañarse de una sesión para calentar y enfriar los músculos.
Entre las actividades que sí puede hacer se encuentran la natación, el ciclismo estacionario, caminar, utilizar un aparato elíptico y pilates. “Los médicos y los entrenadores deben tener cuidado con las personas con peso elevado, porque si se lastiman, se frustran, no lo vuelven a hacer y después no regresan al gimnasio”, dijo.
En otra de las ponencias y en el mismo sentido de cómo llevar un programa de entrenamiento, la licenciada en Nutrición Nancy Rivera Hernández, educadora en diabetes, ahondó en que dejar una vida sedentaria requiere de plantear objetivos, saber si lo que se busca es salud, prevención o resistencia.
Aclaró que la recomendación es “hacer 150 minutos de ejercicio a la semana, repartidos en 30 minutos diarios, únicamente cinco días a la semana. El ejercicio es acumulativo, puedo hacer 15 minutos en la mañana y 15 por la noche y voy a obtener los mismos resultados en mi cuerpo”.
Hay tres tipos de ejercicios, los de resistencia que mejoran la capacidad cardiovascular; los de fuerza, que tonifican el cuerpo, y los de estiramiento, que ayudan a relajar el músculo. “Se deben realizar los tres durante la semana de entrenamiento”, explicó.
El Curso abordó la importancia del desayuno, en donde la nutrióloga Beatriz Ríos Gómez, coordinadora Nacional de los Educadores en Diabetes Novo Nordisk, explicó la relevancia que tiene esta comida para evitar subir de peso o las enfermedades metabólicas. También recomendó que, antes de ir al gimnasio, se ingiera una manzana o un yogurt.
Asimismo, se habló sobre la influencia de las emociones a la hora de comer, pues en ocasiones hay padres que enseñan a los niños a que la mejor recompensa ante un éxito es la comida, lo que con el paso de los años propicia la obesidad.

Samuel Aguirre