La alimentación y la nutrición son dos procesos estrechamente ligados; mientras que el primero se refiere a la ingesta consciente y voluntaria de alimento, el segundo se efectúa autónoma e involuntariamente a nivel celular.

“A lo largo de su recorrido por el tubo digestivo, los alimentos se degradan y transforman en partículas diminutas, las cuales, al llegar al intestino delgado, pasan a la sangre, donde las células absorben los nutrimentos y obtienen energía para cumplir con sus funciones”, expresó la doctora Elvira Sandoval Bosch, profesora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, tras enfatizar que la alimentación no es sinónimo de nutrición.

“Una adecuada nutrición depende de una alimentación correcta”, añadió la especialista al hablar acerca del “Plato del bien comer”, representación gráfica que, a manera de semáforo, clasifica a los alimentos en tres grupos: verduras y frutas, cereales, y leguminosas y productos de origen animal. El esquema destaca que los grupos son igualmente importantes y necesarios; fue diseñado por expertos en nutrición para orientar a la población mexicana (NOM-043-SSA2-2012, Servicios básicos de salud. promoción y educación para la salud en materia alimentaria. Criterios para brindar orientación) y ayudarla a alcanzar una dieta correcta.

Los colores de la salud

Verduras y frutas (verde): Aportan principalmente fibra, se recomiendan cinco porciones al día; tres de verduras y dos de frutas. «La mejor forma de consumirlas es picada combinando grupos y colores para favorecer la dieta variada y completa. De preferencia, evitar su consumo en forma de licuados, jugos o aguas frescas»..

Cereales (amarillo): Los cereales, como el maíz, el trigo y la avena, son la fuente de energía más importante para el organismo, al consumirlos integrales, pueden ayudar a controlar los niveles de colesterol en sangre gracias a la fibra que contienen. “Es importante no freírlos y evitar su consumo con azúcar”, explicó.

Leguminosas y alimentos de origen animal (rojo): Semillas oleaginosas como el cacahuate, la pepita y las almendras  forman parte de las leguminosas, contienen proteínas de origen vegetal,  grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, benéficas para la salud. En este grupo se encuentran también los alimentos de origen animal, altos en proteínas, los cuales se recomienda comer en pequeñas cantidades por su alto contenido en grasas saturadas.

La doctora Sandoval Bosch habló también de la clasificación de los nutrimentos: los energéticos (carbohidratos, proteínas y lípidos), que aportan energía y los no energéticos (vitaminas y nutrimentos inorgánicos), que intervienen en los procesos metabólicos.

La combinación de los grupos de cereales y leguminosas es una buena estrategia para el consumo de proteínas sin grasas saturadas, además de tener un buen aporte de fibra. “La alimentación correcta  consiste en combinar los tres grupos de alimentos. Por ejemplo, las gorditas, cocinadas en comal contienen los carbohidratos del maíz (cereal),  la fibra de los nopales (verdura) y la proteína con grasa del chicharrón (alimentos de origen animal). El secreto, además de combinar, está en no añadirle más grasa al poner crema y queso o bien, friéndola”, dijo la especialista.

Entre otros hábitos saludables, destacó la importancia de ejercitarse o realizar actividad física; hacer tres comidas completas y dos colaciones o refrigerios; consumir agua, de acuerdo con la edad y actividad física, además de evitar el ayuno. “El organismo no debe estar más de ocho horas sin recibir alimento; sólo está preparado para hacerlo durante la noche, momento en el que continúa gastando energía a través de la respiración y el funcionamiento de los órganos, como el corazón”, puntualizó.

Valeria Cuatecatl