Todo comenzó debido a la gran timidez de Laënnec y la vergüenza que sentía al acercar su oído al pecho de las pacientes
¿Cómo nace el estetoscopio? Se dice que un día del otoño parisino de 1816, René Laënnec, un distinguido médico francés de la época, es requerido para visitar en su domicilio a la esposa de un conocido, afectada de un mal de corazón. Durante la visita, estando su esposo presente y la madre de la enferma, Laënnec, tras tomar el pulso y percutir el tórax de la paciente, renunció a posicionar el oído directamente en el cuerpo de la paciente percibiendo en los hundidos ojos de ella un excesivo pudor y recato. Al percatarse de esto, Laënnec tomó de su maletín un cuaderno de notas para hacer algún apunte relacionado con la propia historia de la enferma, y al recordar que los sonidos viajan mejor (pudiendo ser amplificados) en los sólidos, enrolló el cuaderno a manera de tubo y aplicando éste al pecho de la paciente, apoyó su oreja al otro extremo oyendo con nitidez los tonos y soplos de aquel joven corazón deteriorado como jamás en los demás enfermos los había oído. Así es como nace el estetoscopio.
Otra versión de la historia cuenta que Laënnec se inspiró con dos niños que jugaban alrededor de un árbol caído, donde uno de ellos rascaba la madera mientras otro acercaba el oído para escuchar el sonido amplificado. Fascinado por el juego de los jovencitos, se dirigió al carpintero local, al cual le pidió que torneara una madera de haya hasta constituir un cilindro de 30 centímetros de largo. Laënnec acuñó el nombre de estetoscopio a partir de dos palabras griegas: stethos (pecho) y skopein (para ver u observar).
Veinticinco años más tarde, George P. Camman, de Nueva York, desarrolló el primer estetoscopio con un audífono para cada oído. Este diseño sería utilizado durante más de 100 años, con muy pocas modificaciones. Numerosas innovaciones, tales como los diafragmas ajustables, los dispositivos de reducción de ruido ambiental, y la conectividad de estetoscopios con Bluetooth, han extendido las capacidades de éstos mucho más allá de los sueños de Laënnec, Camman o incluso del doctor David Littmann.
El estetoscopio permitió abandonar la técnica que consistía en posicionar el oído directamente en el cuerpo del paciente, una modalidad arcaica que solía presentar varios problemas: en las mujeres, se producía una situación vergonzosa e incómoda, y en situaciones en donde el médico tenía que atender a personas no muy cuidadosas de su aseo.
Rolando Alaniz