No había nadie tan importante como Agua… ella trabajaba sin descanso. Le disgustaba tener que convivir con Sangre. La primera era agraciada, ágil y transparente; mientras la segunda era espesa, pesada y opaca. Trabajaban dirigidas por Corazón y recorrían juntas las galerías para alimentar a las células.

El día anterior, Agua había tenido que usar parte de su volumen para hacer sudor; no le preocupaba porque estaba acostumbrada al cambio y sabía que recuperaría su volumen rápidamente.

Agua se dirigió al ventrículo derecho donde se reunía con Sangre y Corazón, quien le pidió a Agua hablar con los Riñones, y a Sangre asegurarse que los Pulmones suministraban suficiente oxígeno. Al llegar a los Riñones, Agua percibió un potente y penetrante olor; ellos le explicaron que concentraron mucho la orina porque no les había dado suficiente de ella para trabajar. Agua empezaba a preocuparse por el volumen faltante.

De pronto, Agua y Sangre fueron empujadas hacia delante con una fuerza que ninguna esperaba, porque el latido de Corazón era más rápido de lo normal y corrieron inmediatamente a su encuentro. Pero sin el volumen completo de Agua su actividad no podía ser normal. Agua tenía que recuperar su volumen o las consecuencias serían catastróficas.

Agua perdía su fuerza… se desvanecía; se estaba convirtiendo en sudor; se quedó inmóvil y sintió un golpe. Sangre se dirigió a Corazón, quien al verla sin Agua notó que cada una se había ido por su lado. Corazón le hizo saber a Sangre que las cosas estaban empeorando y acababan de sufrir un síncope. La mandó al Cerebro, donde Corazón creía que Agua y Sangre podrían tratar de recuperar volumen desencadenando el mecanismo de la sed.

Sangre corrió al encuentro de Agua. La encontró sin fuerzas, la cargó y se dirigieron al Hipotálamo para mostrarle la cantidad de sodio que contenían. Hipotálamo alarmado, activó el mecanismo de la sed. Unas horas más tarde, Agua comenzó a recuperar sus fuerzas, su volumen estaba completo y recorría todas las galerías con la agilidad que acostumbraba. Corazón latía con normalidad y los Riñones producían orina de concentración normal. ­­­Sangre hacía sus tareas como de costumbre y Agua le agradeció la ayuda. Le dijo sentirse honrada por tener una compañera tan eficiente. Sangre nunca se había sentido admirada por Agua. Sangre estaba feliz de saber que su trabajo era valorado y tenía un propósito. Sangre y Agua siguieron su camino, felices de haber encontrado una nueva amistad.

Por Edgar Gerardo Ocadiz Ortega, alumno de la Licenciatura de Médico Cirujano