La violencia de género en la educación médica incluye desde las inequidades educativas, recibir comentarios estereotipados y sexistas, hasta tocamientos inapropiados. “Un estudio que realizó el doctor Roberto Castro, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, mostró que la educación médica incluye un ‘disciplinamiento de género’, que comienza desde el inicio de la carrera y consiste en tratar a las mujeres de forma que entiendan el supuesto lugar que tienen en la profesión, en donde antes se les ve como objetos sexuados que como estudiantes”, señaló la doctora en Filosofía de la Ciencia Marcia Villanueva Lozano.

La investigación de la doctora Villanueva Lozano abona a esa investigación, pues evidencia que en la educación médica existe una cultura de acoso a las estudiantes de Medicina, basada en una competencia masculina por conquistarlas. “Este comportamiento está legitimado o avalado por las instituciones, ya que a veces les dicen a las estudiantes ‘cuidado con este doctor’, en lugar de tomar acciones para evitar estas situaciones, por lo que la comunidad que es parte de esta cultura termina adaptándose y haciendo ajustes que les permitan restablecer su sentido de seguridad”, aseguró la especialista durante el Seminario Permanente de Género y Salud de la Facultad de Medicina.

De acuerdo con Goffman, las instituciones totales son aquellas que se caracterizan por ser lugares donde la gente vive y trabaja. Las personas que se encuentran ahí están aisladas de la sociedad y viven bajo un régimen jerárquico rígido, que funciona con base en un sistema de castigos y privilegios que mortifican a los internos. Los privilegios muchas veces no lo son, pues éstos son derechos elementales que les quitaron a los internos al llegar a la institución total, como comer, descansar o ir al sanitario.

“La educación médica comparte estas características: desde el aislamiento de los alumnos que, mientras cubren guardias, pasan muchas horas dentro del hospital, hasta las jerarquías en las que todos los que están por arriba de los estudiantes, mandan, y pueden aplicarles castigos o dar privilegios. En este sentido, las estudiantes de Medicina se encuentran en una posición de vulnerabilidad particular ante el acoso sexual y la violencia de género, en comparación con las estudiantes de otras carreras”, aseguró la doctora Villanueva Lozano.

Por su parte, la maestra Elizabeth García Cervantes, integrante del grupo “Cuerpos que importan” en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, comentó que “de acuerdo con la teoría queer, se dice que la violencia de género nos afecta a todos y todas, pues al nacer se nos impone una identidad que, aunque ficticia, nos obliga a aprender, interpretar y representar un guión prescrito en un rol normativo. Así entonces, las universidades se han considerado espacios privilegiados en donde hasta hace no mucho las mujeres tuvieron el acceso, pero se siguen viendo las ideas de género, pues se dice que ellas llegan a carreras de cuidados, mientras que los hombres van a ciencias duras”.

Cuando se toman medidas de acción, se enfrentan a retos importantes: “La cultura del silencio y la no denuncia están presentes, pues nos han enseñado a sentir culpa cuando no somos responsables; asimismo, muchas veces no se sabe identificar la violencia, lo que dificulta hacer una recepción de casos y seguimiento de ellos y, por tanto, complica la referencia a las instituciones correspondientes y, algo muy importante, existe revictimización durante los procedimientos”, concluyó la maestra García Cervantes.

Diana Karen Puebla