La pandemia por COVID-19 cambió varios aspectos de la vida cotidiana, uno de ellos fue el tema educativo que orilló a los estudiantes y maestros a adaptarse a un salón de clases en línea y evaluaciones a distancia; además, a enfrentarse a temas de desigualdad en el entorno digital y de comunicación.

Para hablar de esta nueva realidad, en el marco de su décimo aniversario, el Departamento de Informática Biomédica (DIB) organizó el conversatorio “Evaluación de los aprendizajes en Ciencias de la Salud durante la contingencia”, moderado por la maestra Verónica Luna de la Luz, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, donde docentes dieron su punto de vista.

“Uno de los retos fundamentales de la evaluación en línea es la parte práctica, cómo poder hacerlo correctamente y que sea un instrumento válido y confiable para asegurar que los alumnos entendieron los temas. A la vez, hay problemas de infraestructura y tenemos que asegurarnos que nadie suplante su identidad para poder pasar una prueba complicada”, expresó el doctor Antonio Cerritos, jefe del Departamento de Evaluación Educativa de la Secretaría de Educación Médica de la Facultad.

Asimismo, recordó que para poder hacer evaluaciones de LA1, se utilizó un Moodle y adaptaron el ECOE, en donde a través de un caso, los estudiantes de segundo año deben demostrar su capacidad para identificar la historia clínica de un paciente y organizar su información para resolver el problema.

Por otra parte, el doctor Jesús Marvin Rivera Jiménez, coordinador de Enseñanza de Inmunología del Departamento de Bioquímica de la Facultad, destacó que la evaluación médica se diferencia de otras áreas por la parte práctica y el desarrollo de competencias. Recomendó que al calificar se tome en cuenta el entorno, la personalidad y la capacidad, por igual, pues los contextos en casa son totalmente distintos a los que ofrece la Universidad.

En tanto, la doctora Mariana Garrido Harfuch, coordinadora de Evaluación del Departamento de Embriología y Genética, consideró que esta experiencia ha sido muy valiosa pues ha creado áreas de oportunidad para cambiar el paradigma actual de calificación. “En el Departamento hemos seguido los lineamientos marcados por el Consejo Técnico y durante las evaluaciones nos enfocamos en explorar el nivel de comprensión y aplicación. Calificar todo un año de clases en una prueba es difícil, por ello tuvimos que subir el porcentaje en los niveles cognitivos que queríamos evaluar”, destacó.

Una de las principales pruebas fue la adaptación de las prácticas médicas a la enseñanza a distancia. El licenciado José Cañete Avellaneda, jefe de Área de Control Docente de la Licenciatura en Fisioterapia, explicó cómo con ayuda de los profesores y la participación de los alumnos lo lograron: “La parte clínica es la parte más difícil porque requería una supervisión asistencial, así que lo resolvimos a través de videos tutoriales. Se les daba indicaciones a los alumnos, y ellos hacían sus prácticas desde casa y a través de foros de debate; en plataformas digitales de videollamada, nosotros podíamos preguntar qué harían en ciertas situaciones. También utilizamos algoritmos en tomas de decisiones para medir el conocimiento en torno al nivel teórico-práctico”, manifestó.

“Me parece que la evaluación ha sido el elemento más olvidado, pero no así el menos importante del proceso enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, ha recuperado su presencia, fortaleciendo procesos académicos importantes para la formación de recursos humanos en el área de la salud. Mi experiencia en la contingencia ha sido gratificante y sorprendente, ya que refleja cómo los profesores son la parte fundamental del cambio sobre profesionalizar la evaluación”, aseguró la doctora Marlette Lobato Valverde, coordinadora de Evaluación del DIB.

Mencionó que el Consejo Técnico les ayudó con los exámenes finales y extraordinarios por medio del sistema SIAE, en donde hicieron pruebas de aplicación a nivel cognitivo. Y aunque consideró que puede haber mejoras, el sistema les ha servido hasta el momento.

Por último, la doctora Carmen Zavala García, directora académica de Médica Sur, explicó cómo se ha realizado la evaluación a los estudiantes de posgrado, quienes en su mayoría están en sedes clínicas y tuvieron que adaptar su dinámica por la COVID-19. Ellos, como académicos, debieron adaptarse a evaluar a distancia, entendiendo las brechas socio-económicas.

“Nosotros no hemos interrumpido ninguna clase, pues nos comunicamos por videoconferencias. Hemos utilizado Perusall, los exámenes a través de Socrative, y vamos a iniciar el BLS, ACLS y PALS. Con la plataforma Perusall podemos monitorear los comentarios y el intercambio de ideas, también la hora y el tiempo en que entran a la plataforma, así como las lecturas, anotaciones y comentarios entre ellos. Y lo más importante, analizar la lectura crítica y ver la autorregulación de los alumnos”, concluyó la doctora Zavala García.

Al final, los especialistas concordaron en que, a pesar de la distancia, ellos deben trabajar con el mismo profesionalismo de siempre, garantizando que la educación en línea sea segura, confiable y adecuada, y tomando en cuenta que no todos los alumnos tienen el equipo, ni las mismas posibilidades de hacer un examen en línea.

Por ello, el reto será facilitar los canales de comunicación y generar un espacio educativo en un entorno digital, en donde el potencial educativo pueda crecer significativamente.

Eric Ramírez