Soy médico general. La epidemia por COVID-19 evidenció la escasez de recursos humanos para afrontar el mayor reto que han enfrentado los sistemas de salud; nuestra UCI (la Terapia Respiratoria Avanzada, TERA) cuenta con los mejores especialistas en Medicina Crítica y con el apoyo de médicos generales, los cuales desempeñamos un papel primordial en el servicio de la TERA. En conjunto, formamos un equipo para atender a pacientes con COVID-19 grave, y tenemos el compromiso de dar un seguimiento y vigilancia estrecha a este tipo de pacientes.

Mi experiencia ha sido increíble y enriquecedora en estos meses, pues dentro de todas las actividades que realizamos los médicos generales, tres son pilares para el cuidado del paciente en UCI:

  1. Ultrasonografía pulmonar. Estudio indispensable en cualquier UCI que nos permite evaluar parénquima pulmonar a la brevedad, además de brindar seguimiento.
  2. Colocación de líneas arteriales. Dado el control estricto del estado ácido-base en estos pacientes, tener una vía arterial (radial) facilita su obtención.
  3. Toma de gasometrías. Tanto la toma como la interpretación son fundamentales para las modificaciones del ventilador, y en algunas ocasiones para normar terapéutica.

También, en algunas ocasiones apoyamos en la intubación orotraqueal (generalmente lo realiza el intensivista) y colocación de catéteres centrales. Habilidades que, a pesar de ser de alto grado de dificultad, pueden ser realizadas por Medicina General.

Es quizá una de las épocas más importantes en la que los profesionales de la salud desempeñamos un papel primordial (sin importar el rango académico), y en donde cada uno contribuye de distintas formas en la lucha contra la COVID-19. Y aunque en el servicio vemos las dos caras de la moneda (defunciones y mejorías), el poder ver que un paciente supera su estancia en la Terapia Respiratoria Avanzada es, por mucho, de las mayores satisfacciones.

Somos testigos de la evolución clínica tras el uso de un ventilador con estancias prolongadas, y ver salir a un paciente del servicio, motiva a todos a continuar atendiendo a nuestros pacientes. Detrás de jornadas largas y, en ocasiones, con un equipo de protección personal que hostiga a propios y extraños, nos motiva a seguir luchando contra esta pandemia y seguir aprendiendo de esta enfermedad. A todos los que hacemos posible el servicio de TERA ¡muchas gracias!

Johnathan Abac