Frida Kahlo nació el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, en la casa que fuera propiedad de sus padres y que hoy se conoce como la Casa Azul. Hija de Guillermo Kahlo, un inmigrante alemán, y Matilde Calderón, una mujer mexicana de clase media. Fue la tercera de cuatro hijos.

“Sabemos que la obra y la figura de Frida Kahlo no se pueden desprender, su obra es altamente biográfica. Me parece una figura fascinante, hay que quitar esta sobrecarga mítica alrededor de su figura, y hay que descubrir a una mujer que rompió moldes, que fue muy valiente desde muy pequeña, que tuvo la sinceridad y la valentía de pintarse a sí misma y a su entorno”, resaltó la maestra Nuria Galland Camacho, Coordinadora de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina.

En su Curso-taller de Historia del Arte, transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina, la especialista indicó que se cree que a los siete años Frida padeció poliomielitis, aunque hoy en día existen estudios que revelan que en realidad lo que tuvo fue espina bífida. Además, en 1926 sufrió un trágico accidente, ya que el camión donde viajaba se impactó con un tranvía.

“Quizá estos dolores y este padecimiento que arrastró durante tantos años pudo haber sido más por la espina bífida que por el terrible accidente que, si bien le rompió el cuerpo, marcó su vida y su obra”, consideró la maestra Galland al recordar que, después del accidente, quedó en reposo tratando de recuperarse, y debido a que era una mujer muy activa, su familia diseñó una especie de atril, en donde “ella puede volcar todas sus energías en la pintura, la cual empieza a entender como un medio, una catarsis, para mitigar el dolor y sus penas, ya sean de amor o físicas”.

En 1926, Frida realiza el Autorretrato con traje de terciopelo, donde se observa que “pese a que no obedece a las proporciones clásicas, es sumamente elegante y estilizado; se ve en el detalle del rostro el conocimiento que tiene de su imagen, de su juventud e inclusive de su singular belleza”, añadió la maestra Galland Camacho.

En la obra Frida y la cesárea, la cual está inconclusa, deja ver uno de los momentos más duros que vivió: tres abortos.

En Las dos Fridas, una obra que realiza posterior al divorcio con Diego Rivera, se representa a sí misma en primer plano en un vestido blanco, como si fuese una burguesa, y del otro lado una Frida mucho más original, pura, vestida de tehuana, con el corazón roto, las dos vinculadas por los vasos sanguíneos. “Esta obra la expone hacia un público que empieza a gozar y a reconocerla como una artista independiente y que propone”, indicó la experta.

Otras obras son Diego y yo, Lo que el agua me dio, Unos cuantos piquetitos, La columna rota, El ciervo herido y Viva la vida, en esta última Frida deja en claro que pese a que la vida la marcó de dolor, siempre la disfrutó. “Con esto se culmina la vida histórica de Frida, pero inicia este mito que se ha conservado hasta hoy en día”, concluyó la maestra Galland.

Janet Aguilar