La farmacovigilancia es una ciencia considerada parte de la salud pública destinada a la identificación, cuantificación, análisis y prevención de los posibles riesgos derivados del uso de medicamentos y vacunas en los seres humanos.

Existen diferentes etapas en el desarrollo de un nuevo fármaco y el proceso puede durar hasta 20 años; todos los medicamentos y vacunas para uso humano deben cubrir estas fases, pero en caso de emergencia, el tiempo se puede reducir por acortamiento en las fases experimentales, explicó la doctora María Jiménez Martínez, Coordinadora del Posgrado en Farmacología Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM, en el webinar “La importancia de la farmacovigilancia durante la pandemia por COVID-19”, transmitido por Facebook Live.

Actualmente, en la plataforma ClinicalTrials existen 5 mil 76 protocolos de investigación con enfoque terapéutico para COVID-19, de los cuales 121 se realizan en México; además, hay siete vacunas contra COVID totalmente aprobadas, seis para uso de emergencia y 78 se encuentran en estudios clínicos.

Respecto al tratamiento del virus SARS-CoV-2 existe una gran cantidad de estudios que han puesto medicamentos a prueba, pero las evidencias no son lo suficientemente sólidas aún y, al hacer un análisis retrospectivo, “han demostrado riesgo en la seguridad del paciente, como el caso de la combinación de antimaláricos y macrólidos”, advirtió la especialista.

Por otra parte, la infodemia ha contribuido a diseminar información no comprobada de ciertos medicamentos, lo que también es un riesgo para el paciente.

La doctora Jiménez Martínez destacó que la importancia de la farmacovigilancia ante el desarrollo y empleo de nuevos tratamientos durante la pandemia radica en identificar las posibles reacciones adversas que se pueden presentar al utilizar fármacos no aprobados o que aún se encuentran en un proceso de investigación.

En este ámbito, nuestro país recaba información sobre casos de reacciones adversas a través de la industria farmacéutica, médicos tratantes, farmacias, unidades de farmacovigilancia hospitalaria y reportes que realiza la población general en diversas plataformas, que son concentradas por los centros estatales de farmacovigilancia y Cofepris, dicha información es enviada al Centro de Monitoreo de Uppsala en Suecia, que a su vez se encarga de analizarla y, en conjunto con la Organización Mundial de la Salud, puede emitir recomendaciones en el uso de medicamentos.

Por otra parte, mencionó que de los eventos adversos atribuidos a la vacunación contra SARS-CoV-2, el 1 por ciento han sido graves y deben estudiarse a fondo para determinar su relación causal con la administración de las vacunas. “Es indudable que las vacunas nos permitirán regresar a la normalidad, por lo que es importante difundir la importancia de la notificación de ESAVIs para que podamos conocer el tipo de eventos adversos y el perfil de seguridad de las diferentes vacunas”, concluyó.

Ricardo Ambrosio