MEMORIAS DE LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN MÉDICA DURANTE LA PANDEMIA POR COVID-19

Introducción

Como sabemos, el SARS- CoV-2 se detectó por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad centro oriental china de Wuhan, capital de la provincia de Hubei. Se trata de un virus cuya velocidad de propagación es la más rápida vista en la historia conocida. Dada la globalización, el patógeno se propagó a nivel mundial en pocos meses. La Organización Mundial de la Salud decretó la pandemia el 11 de marzo de 2020.

En la Secretaría de Educación Médica (SEM) de la Facultad de Medicina de la UNAM, el 6 de febrero de 2020 el doctor Armando Ortiz Montalvo tomó posesión como su titular. Nos encontrábamos al inicio de su periodo, cuando a las pocas semanas, por la pandemia, tuvimos que recluirnos en casa y trabajar de manera virtual. En las primeras dos semanas de confinamiento los asuntos prioritarios fueron los relacionados a informarse de las precauciones para evitar el contagio, la propagación, ajustes personales y familiares, y proveerse de los insumos necesarios.

Las redes sociales como WhatsApp se convirtieron en uno de los medios de mayor intercambio de información. Surgió un mar de memes para hacer más llevadera la pandemia; eran cotidianos los videos y mensajes en torno a las vicisitudes de permanecer en casa; escenas divertidas y graciosas de la vida confinada, de los hábitos alimentarios, de espacios de ayuda psicológica, del ejercicio físico en casa, la dinámica familiar con niños pequeños, las relaciones de pareja y la presencia de animales pocas veces vistos en lugares urbanizados por el confinamiento humano.

También circulaban pensamientos reflexivos en torno a un momento de evolución del planeta, de una oportunidad para elevar la conciencia y reconocer que todos estamos conectados, del aprendizaje en las vivencias en la pandemia y de la necesidad decambiar el estilo de vida. Encontrábamos reflexiones como las de Isabel Allende. Ella se preguntó: “¿Qué mundo deseamos para nuestros hijos y nietos?”. Hemos creado una civilización basada en la codicia, la violencia y la desigualdad; no puede continuar, ésta es una excelente oportunidad para ajustar los valores.

Edgar Morín en una entrevista para el suplemento Idées de Le Monde (20 de abril), fue cuestionado sobre si la crisis sanitaria que vivimos acentúa la complejidad de nuestro mundo, el autor respondió: “Los conocimientos se multiplican de una manera exponencial, de golpe, desbordan nuestra capacidad de asimilación y, sobre todo, lanzan el desafío de la complejidad: cómo confrontar, seleccionar, organizar esos conocimientos de manera adecuada al momento de conectarlos y de integrar la incertidumbre. Para mí, esto revela una vez más la carencia del modo de conocer que se nos ha inculcado, que nos hace fragmentar lo que es indivisible y reducir a un solo elemento aquello que conforma una unidad integral que es a la vez diversa. En efecto, la revelación fulminante de los trastornos a los que estamos sometidos es que todo aquello que parecía separado está unido, porque una catástrofe sanitaria se vuelve una catástrofe en cadena que afecta la totalidad de todo lo que es humano. Para la mayoría de los seres humanos han sido momentos de reflexión en lo personal, familiar, laboral, social y en la relación que hemos establecido con nuestro entorno”.

Comunicación profesional y afectiva del personal técnico y académico

El chat de WhatsApp, las videollamadas y las plataformas de videoconferencia como Zoom, Google
Meet, entre otras, se convirtieron en las herramientas habituales para interactuar y responder juntos
(como equipo de la SEM), a los cambios y nuevos requerimientos de la Facultad de Medicina.
Paralelamente al uso de estas herramientas tecnológicas, lo que permitió continuar con el trabajo de forma virtual, fueron las actitudes de apoyo y solidaridad entre los compañeros.
Las reuniones virtuales siempre comenzaban preguntándonos cómo nos encontrábamos nosotros y nuestros seres queridos de salud física y emocional, y cómo estábamos experimentando el trabajo en casa.

Reconocimos que nos era difícil respetar los horarios laborales y que con frecuencia nos descubríamos mandando correos electrónicos y mensajes o en videollamadas con colegas a altas horas de la noche. También nos percatamos de una fatiga peculiar ante la gran cantidad de videoconferencias. Fosslien y West Duffy (2020) publicaron un artículo que explica varias razones por las cuales las videoconferencias son agotadoras, una de tantas es no poder susurrar con compañeros para ponerse al día si se está distraído, otra es que se pierde más fácil la atención al poder hacer muchas otras actividades al mismo tiempo (mandar mansajes, revisar el correo, entre otras).

Eran extenuantes los casos en los que no se contaba siempre con un espacio de privacidad en el hogar y los malabares que se requerían hacer para que el llanto del hijo menor no se escuchara a la hora de activar el micrófono para participar en una videoconferencia. El buen sentido del humor siempre nos acompañó, escuchar de fondo en una videollamada “tamales oaxaqueños calientitos…” o pedir cinco minutos de tregua para recibir el supermercado, eran un motivo para bromear y aligerar la carga emocional de la compleja circunstancia que todos, de una u otra manera estábamos viviendo. Fue evidente que la reconfiguración de las tareas domésticas, laborales y personales se trastocaron.

Quienes eran más versados en el uso de la tecnología apoyaron a los demás, compartíamos tutoriales, mensajes con explicaciones y si alguno tenía dificultades con la Internet siempre encontrábamos la manera para solucionarlo. Entendimos también que cada uno teníamos condiciones personales y familiares distintas que nos hacían responder a las demandas laborales de manera disímil. Vivir el confinamiento con hijos en etapa escolar o al cuidado de adultos mayores requería una organización particular; estar solo imponía otros retos y las diferencias de edades y de padecimientos de salud hacían recorrer este suceso de manera diferente.

Algunos tuvimos la oportunidad de cambiar de residencia fuera de la CDMX y habitar en algún estado de la República de menor densidad poblacional. Transitamos prontamente de una idea de trabajo virtual temporal a una noción de un cambio estructural en la forma de laborar a mediano o largo plazo. Esto fue reforzado por el mensaje a la comunidad universitaria emitido por el Rector Enrique Graue, el 10 de junio, quien informó, entre otros puntos, que en los meses siguientes se establecerá la educación mixta o híbrida en la institución y que regresaríamos hasta que las condiciones lo permitieran.

La “nueva normalidad” impone otras formas de interacción, convivencia, comunicación, enseñanza y aprendizaje. Se crearon recursos de apoyo para mantener informada a toda la comunidad universitaria sobre los diversos servicios de soporte durante la pandemia, como la aplicación Telegram y la plataforma MediTIC, que ofrece cursos, tutoriales y recursos educativos, culturales y recreativos a estudiantes, académicos, profesionales de la salud y público en general.

El historiador israelí Yuval Noah Harar expresó que la actual pandemia ha generado una enorme crisis económica y política. Lo que más le atemoriza es el odio, la codicia y la ignorancia: “Si la gente achaca a los extranjeros y las minorías la responsabilidad de la epidemia, si las empresas ávidas de ganancias sólo se preocupan por obtener beneficios y si damos crédito a toda suerte de teorías conspiratorias, será mucho más difícil vencer al virus y tendremos que vivir después en un mundo envenenado por ese odio, esa codicia y esa ignorancia. Por el contrario, si recurrimos a la solidaridad y generosidad internacionales para combatir la epidemia y si confiamos en la ciencia, desechando las teorías de la conspiración, tengo la convicción de que podremos superar la crisis e incluso salir mucho más fortalecidos”.

En la SEM, al igual que en otras entidades de la UNAM, por la crisis económica derivada de la pandemia, enfrentamos un recorte del 30 por ciento del salario al personal contratado por honorarios, el cual es aproximadamente el 30 por ciento de las personas que labora en ella. Fue un momento de aflicción, sin embargo, la comprensión de la situación económica y la solidaridad imperaron.

Con el mes de julio llegaron las vacaciones, evidentemente fueron sui géneris a las que estábamos acostumbrados, cada uno las vivimos de forma distinta, pero lo que compartimos era la responsabilidad de regresar con la mejor disposición, apertura y creatividad para enfrentar un nuevo reto. A continuación se presentan las experiencias particulares de la Jefatura de la SEM, los departamentos de Investigación en Educación Médica, de Evaluación Educativa, de Informática Médica, así como de la Unidad de Desarrollo Académico que conforman la Secretaría.

EXPERIENCIA DEL SECRETARIO DE EDUCACIÓN MÉDICA

Dr. Armando Ortiz Montalvo

Sólo había transcurrido un mes y días desde que el señor Director de la Facultad me había designado titular de la Secretaría de Educación Médica (SEM) cuando se nos indicó informar al personal de cada una de las áreas que, por causa de la pandemia, se suspendían las actividades presenciales en la Universidad. En lo particular, esta medida no me tomó de sorpresa, pues venía siguiendo la evolución de la diseminación del virus en el mundo, desde los primeros casos en China. Meses antes, platicando con un compañero, le comentaba mi preocupación por la manera tan agresiva como morían las personas, “no te preocupes -me decía-, si te contagias no es tan letal”.

Con la indicación del confinamiento en casa a partir del 20 de marzo de 2020, las primeras semanas fueron de incertidumbre y en lo personal de miedo. A partir del primer caso reportado de COVID-19 en la Ciudad de México el 28 de febrero, el virus empezó a diseminarse rápidamente. Varias ideas circularon en esos momentos por mi mente: ¿cuánto va a durar esto?, ¿qué va a pasar con mi familia?, si me contagio ¿qué voy a hacer?, ¿me puedo morir? En lo laboral, en estas primeras semanas mantuve comunicación con la doctora Irene Durante Montiel, Secretaria General de la Facultad y con los Jefes de Departamento de la SEM mediante WhatsApp, e-mail o vía telefónica; la indicación fue laborar en casa y no descuidar las actividades prioritarias de la Secretaría.

En la vida académica de la Facultad se adelantó la finalización de cursos; con ello surgió la problemática de la aplicación de exámenes finales y extraordinarios, ¿cómo hacerlo si no se podía utilizar el Centro de Evaluación de la Torre de Tlatelolco? Al formato de comunicación antes mencionado se agregó el de reuniones virtuales mediante Zoom o Meet. En una de estas sesiones con los Jefes de Departamento y Coordinadores, se tomó la decisión de hacer los exámenes en línea y que los alumnos los respondieran desde el lugar que mejor les pareciera. Ante esta situación, fue necesario hacer ajustes en el diseño de la EAA I y en la planeación de su aplicación; había que diseñar un examen para evaluar la fase práctica en línea.

La aplicación de la fase teórica fue problemática debido a que los servidores de la Facultad no pudieron con toda la demanda de los alumnos. Con esta experiencia nos apoyamos en la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación de la UNAM para la aplicación de la fase práctica, la cual resultó exitosa y fue el primer examen a gran escala (1,200 alumnos) que aplicó la Facultad durante la pandemia.

A mediados de abril y principios de mayo, la mayor parte del país se encontraba en el color rojo del semáforo sanitario de la Secretaría de Salud, esto significaba saturación de los hospitales COVID. Los contagios y las muertes tenían una escalada muy preocupante, el uso de cubrebocas y la careta se hicieron necesarios como medidas de protección y hasta obligatorios en ciertas circunstancias. Por miedo al contagio, a nivel familiar tomamos la decisión de salir de la ciudad y radicar en una zona rural, por lo que fue necesario hacer muchos ajustes, principalmente en lo referente a contar con los apoyos tecnológicos.

A principios de junio, en una reunión virtual con el Director de la Facultad, la Secretaria General y el Secretario Administrativo, se me indicó, dada la situación económica que vivía la Universidad y la Facultad de Medicina, realizar una reducción del 30 por ciento en la percepción del salario del personal contratado por honorarios. En lo personal considero que realicé una argumentación muy sólida en contra de la medida, apoyándome en la generación de ingresos extraordinarios y en la participación de este personal en estos procesos, así como en la disminución de gastos, ya que la aplicación de los siguientes exámenes institucionales a cargo de la SEM sería en línea. Fue inútil, la solicitud era inapelable. Había que informar a los 14 afectados de esta situación que se aplicaría al inicio del segundo semestre de 2020.

Me reuní con los Jefes de Departamento de la SEM y, apoyado por la licenciada Marisela Hernández, Titular de la Unidad Administrativa de la Secretaría, les dimos la mala noticia. Caras largas, argumentaciones en contra, frustración y hasta molestia; pero después de la catarsis, se tuvo que digerir el trago amargo; cada uno le informaría a los afectados la situación. Días después, antes del periodo vacacional, me reuní de manera virtual con todo el personal de la Secretaría; uno de los puntos a tratar fue el antes comentado, me disculpé con ellos, ya que pese a los esfuerzos y a la estrategia implementada, los resultados no fueron
los esperados, les fallé.

El siguiente reto fue la aplicación del Examen Profesional de la Licenciatura de Médico Cirujano en sus fases teórica y práctica para el periodo 2020-2, programado para realizarse la primera fase el 21 y 22 de mayo y la segunda del 1 al 7 de junio. Para ello, nos vimos en la necesidad de solicitar al H. Consejo Técnico, en dos ocasiones, la reprogramación de fechas para su aplicación, la cual se realizó el 25 y 26 de junio, la primera fase, y la segunda el 28 del mismo mes, cuando el semáforo sanitario de la Secretaría de Salud para la Ciudad de México cambió de rojo a naranja.

Una semana antes de la aplicación se trabajó coordinadamente con las Secretarías General y Administrativa para la limpieza y sanitización de los espacios, ya que prácticamente tenían cuatro meses de no utilizarse. El examen en su fase teórica se aplicó en los auditorios “Dr. Raoul Fournier Villada” y “Dr. Alberto Guevara Rojas”. Se evaluó a 68 alumnos, 38 de la Facultad y 30 del Sistema Incorporado (14 de estos últimos en sus propias instalaciones). La fase práctica se aplicó a 37 estudiantes de la Facultad que acreditaron la fase teórica y se realizó mediante el formato de Examen Clínico Objetivo Estructurado en las aulas de Anatomía y de Integración Básico Clínica. Participaron 12 pacientes estandarizados, 12 evaluadores y 10 para coordinación general.

En la aplicación se cumplió exitosamente con las medidas de seguridad sanitaria recomendadas por la OMS, la Secretaría de Salud y la UNAM. Se utilizaron computadoras portátiles personalizadas para cada uno de los sustentantes con su respectiva sanitización después de usarse. Al personal participante y a los alumnos se les indicó cumplir con las medidas de protección personal: no tener contacto físico con ninguno de los participantes, usar careta, cubrebocas y guantes. La toma de listados de alumnos, evaluadores y pacientes se realizó mediante fotografía. Cabe mencionar que este fue el primer examen presencial en la Facultad de Medicina después de cuatro meses de confinamiento.

Las plataformas Zoom y Meet propiciaron otra manera de comunicación; fue necesario aprender a utilizarlas. Mediante las mismas se empezaron a tener reuniones de staff, sesiones del H. Consejo Técnico, presentaciones de libros, reuniones con cuerpos colegiados y de trabajo, entre otras. La vida académico-administrativa de la Facultad volvió a fluir. Las indicaciones de la Dirección fueron: la planeación del regreso a clases en línea y el retorno laboral de manera escalonada, lo anterior hasta que el semáforo sanitario cambiara a amarillo o verde.

Se solicitó a la Secretaría participar en el desarrollo del proyecto “Hacia la docencia en línea”. La doctora Diana Sesma Castro, Titular de la Unidad de Desarrollo Académico de la SEM, y su equipo colaboraron activamente en el diseño del proyecto con la implementación de un taller introductorio permanente y sin límite de capacidad, y con otras actividades de capacitación en línea.

Además, colaboraron en la segunda y tercera fase del mismo. Una solicitud surgida en estas reuniones fue la necesidad de reforzar la capacitación en el área de evaluación de los aprendizajes, por lo que el doctor Antonio Cerritos, Responsable del Departamento de Evaluación Educativa de la SEM, y su equipo, se dieron a la tarea de planear y desarrollar diversas actividades para apoyar esta área mediante la realización de micro-talleres o cursos formales.

La pandemia dio lugar a proponer varias líneas de investigación, por lo que el Departamento de Investigación a cargo de la doctora Tania Vives Varela continuó desarrollando los proyectos ya en marcha y estableció propuestas de trabajo con los Departamentos Académicos, así como asesorías y un diplomado en el área correspondiente. Las actividades antes expuestas requirieron el apoyo y asesoría en el manejo de la tecnología, por lo que el Departamento de Informática Médica de la SEM, a cargo de la maestra Argelia Rosales, se encargó del soporte técnico para estas actividades.

Durante estos meses de confinamiento, uno delos problemas principales fue mantener activos los trámites administrativos para el personal de la SEM. La Unidad Administrativa de la Secretaría, a cargo de la licenciada Marisela Hernández, apoyada por dos de sus colaboradoras, nunca paró; desde los primeros meses mantuvieron al día el pago de nómina, las recontrataciones y el apoyo a otros procesos de la SEM.

A finales de agosto, México ocupa a nivel mundial el tercer lugar en fallecimientos, el número oficial en el país es de alrededor de 65 mil y algunas fuentes afirman que la cifra es tres o cinco veces mayor, otras menos optimistas dicen que puede ser de hasta 10. En los hospitales COVID, si bien se menciona no están saturados, la letalidad es muy alta, de hasta 50 por ciento de los enfermos que ingresan a esos espacios y tienen el infortunio de ser intubados. El uso de alcohol gel, cubrebocas y la careta son indispensables por el miedo al contagio.

La vacuna todavía se ve muy lejana (marzo-abril de 2021 dicen los optimistas). En este contexto, la UNAM empieza a tener actividades masivas presenciales, guardando las medidas de seguridad de los participantes, como es el caso del examen para ingreso a las licenciaturas. Lo mismo ocurre en las instalaciones de la Facultad con la aplicación de exámenes en los auditorios para las licenciaturas del Sistema Incorporado. Asimismo, nos preparamos para el inicio de un nuevo ciclo escolar en la tercera semana de septiembre. Las indicaciones están encaminadas a realizar la mayor parte de las actividades en línea.

El miedo a ser infectados o infectar a los demás modificó nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos con los demás y con nuestros propios familiares. Rechazamos el contacto físico, nos apartamos de las personas si tienen algún problema respiratorio, a nuestro domicilio sólo entran familiares muy cercanos o personas seleccionadas. Es innegable, se requerirán muchos años para volver a tener una vida “normal”.

DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN EN EDUCACIÓN MÉDICA

Dra. Tania Vives Varela

Somos cinco los actuales integrantes del Departamento de Investigación en Educación Médica, cuatro académicos (dos psicólogos y dos médicos) y una médica pasante de Servicio Social. Con la nueva administración del doctor Armando Ortiz nos acabábamos de conformar como equipo y en menos de dos semanas nos encontrábamos en casa confinados. Los primeros días de encierro fueron de desconcierto y gran incertidumbre sobre el tiempo que estaríamos en casa. Poco a poco, nos dimos cuenta de que sería un periodo más largo de lo esperado. Algunos tuvimos que comprar computadoras o mejorar las condiciones de los equipos que teníamos en casa.

Dos de nosotros compartíamos el tener hijos en la etapa escolar, los otros solteros, viviendo solos, con roommates o con sus padres. Gracias a los medios virtuales de comunicación nos constituimos como equipo. Nos fuimos adaptando y conociéndonos más desde la virtualidad. La comunicación con las otras áreas de la SEM, como el Departamento de Evaluación, la Unidad de Desarrollo Académico, el Departamento de Informática Médica y la Unidad Administrativa, nos permitieron ir construyendo las líneas de investigación a proponer para dar respuesta a las necesidades de la SEM en este momento inédito.

Uno de nosotros es médico familiar en ejercicio clínico en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Se encontraba con la responsabilidad de atender pacientes con SARS-CoV-2. Doblaba turnos en la institución de salud y durante las videollamadas lo notábamos con gran cantidad de estrés y cansancio. Lo apoyamos para que la carga laboral de la SEM no le fuera insostenible. Después de dos meses de extenuante trabajo enfermó de influenza, que al inicio creíamos que era SARS-CoV-2; se recuperó muy bien. Volvió a atender a pacientes y al poco tiempo se contagió de SARS-CoV-2. Todos estuvimos al pendiente de él y la evolución de la infección, se mantuvo en casa, con dolores, ronchas en el cuerpo, medicamentos y oxígeno. Actualmente se está recuperando muy bien.

A pesar del desconcierto, confinamiento y cambio repentino en todas las actividades de la vida, logramos establecer una comunicación que nos permitió continuar con algunas actividades que ya teníamos en marcha y también logramos proponer el diseño de protocolos acordes a la situación que la Facultad estaba transitando. En estas propuestas tomamos en cuenta las repercusiones del confinamiento y la suspensión de ciertas actividades clínicas en el desempeño y las emociones de los estudiantes; además de la idea de crear estrategias de blended learning para los ciclos clínicos y evaluar los resultados en el aprendizaje de los estudiantes.

Con la colaboración del Departamento de Evaluación y la Unidad de Desarrollo Académico continuamos con las sesiones mensuales del Seminario de Investigación en Educación Médica, ahora de forma virtual y con un foro de discusión en la plataforma Moodle.

DEPARTAMENTO DE EVALUACIÓN EDUCATIVA

Dr. Antonio Cerritos, Mtra. Mónica Anastasia Ramírez Arrieta

Después de la toma de posesión del doctor Armando Ortiz como Secretario de Educación Médica, el doctor Antonio Cerritos fue designado como Jefe del Departamento de Evaluación Educativa. Existió incertidumbre sobre cómo cumplir con los compromisos de aplicar prioritariamente la Evaluación del Avance Académico I (EAA I) y el Examen Profesional. Buscamos alternativas en línea y las encontramos. Con apoyo de la DGTIC aplicamos la EAA I y aunque fue una prueba piloto que tuvo buenos resultados, la aplicación a 1,500 estudiantes de segundo año no fue fácil, tuvo sus contratiempos, pero logramos una experiencia sobre la evaluación del razonamiento de los alumnos.

Asimismo, resultado de reuniones extenuantes, de a veces cuatro horas, en las cuales se cimbraron los paradigmas de cómo se ha trabajado durante muchos años la aplicación del Examen Profesional de manera presencial para llevarlo a la modalidad en línea; fue un esfuerzo maratónico. Tuvo varios ensayos y por el momento se ha quedado en el tintero una evaluación por telemedicina que es necesario perfeccionar; estos esfuerzos contribuyen a una migración paulatina a la evaluación en línea.

Por otra parte, la formación docente en el área de evaluación se conformó de una manera emergente para apoyar a los profesores en el desarrollo de habilidades para el uso de recursos electrónicos y, con ello, enriquecer la evaluación del aprendizaje que ahora se hace en línea. Además, en lo que concierne a la atención de alumnos mediante la tutoría, se continúa apoyando en el área de estrategias para el aprendizaje independiente y autorregulado, ya que a ellos también les ha afectado el cambio al sentirse desorientados, aunado a que algunos de ellos y sus familias han padecido la inclemencia de la COVID-19.

También se desarrolló un taller de acompañamiento para los sustentantes del Examen Profesional en el que se trabajaron las áreas física, mental y emocional mediante la respiración, la atención y ejercicios de Qi Gong, y así contrarrestar los efectos de la pandemia para que pudieran presentar un examen digno.

UNIDAD DE DESARROLLO ACADÉMICO

Dra. Diana Sesma Castro

La Unidad de Desarrollo Académico (UDA) está integrada por seis académicas (cinco médicas y una pedagoga), un médico pasante de Servicio Social y cuatro secretarias. Al igual que los demás Departamentos de la Secretaría de Educación Médica, el confinamiento llegó en una época de cambios: el nombramiento del Secretario, la ratificación de dos jefaturas (Investigación en Educación Médica e Informática Médica) y la asignación de otras dos (Departamento de Evaluación Educativa y Unidad de Desarrollo Académico).

Sin embargo, dentro de la Unidad había un ambiente de confianza y empatía generado durante varios años de trabajo colaborativo. Esto permitió que recibiéramos a la epidemia con la mejor actitud y que enfrentáramos los nuevos procesos de manera activa. Por supuesto que es imposible dejar a un lado el impacto que tuvo a nivel individual.

La pandemia significó un cambio personal para muchas de nosotras; ninguna había aplicado anteriormente el home office. Algunas mostraban características compatibles con esta modalidad de trabajo, pero otras preferíamos la modalidad tradicional que nos ofrecía la oficina. Afortunadamente, nuestra oferta educativa desde tiempo atrás ha sido desarrollada en modalidad semipresencial y virtual, por lo que pudimos continuar nuestras actividades sin mayor problema.

La tercera fecha del año programada en modalidad semipresencial para el Taller de Formación y Actualización Docente en Ciencias de la Salud o TaFADoCS (3 al 31 de marzo) corría con naturalidad hasta que, cerca de la mitad del taller, se tomó la decisión de migrar las últimas sesiones a la modalidad virtual. Aun cuando cada vez se escuchaba más acerca de la COVID-19, los profesores participantes seguían asistiendo con motivación, y aunque no se externara, seguramente sentían que la incertidumbre acrecentaba. El taller “Aprendizaje Basado en Problemas” también estaba activo, sin embargo, al ser diseñado y desarrollado en la modalidad virtual, se concluyó de manera satisfactoria.

El gran reto se materializaba en el Taller de Formación para Ayudantes de Profesor e Instructores de la Facultad de Medicina (TaFAProIns). Como cada año, en el periodo mayo-junio, los Departamentos Académicos de la Facultad forman a estudiantes que deseen adquirir fundamentos disciplinares y bases pedagógicas para que se conviertan en instructores de su asignatura. La UDA es la encargada de proporcionar las bases pedagógicas de la formación inicial de estos jóvenes mediante el TaFAProIns. Las académicas de la UDA disfrutamos este taller ya que, dentro de las sesiones presenciales, desarrollamos múltiples actividades, estrategias y dinámicas para generar un ambiente áulico más “relajado”.

A diferencia del TaFADoCS, el TaFAProIns nunca fue desarrollado de manera virtual, por lo que había que echar a volar nuestra creatividad para lograr plasmar la esencia del taller en la computadora de cada estudiante. Fueron incansables las videoconferencias que tuvimos como equipo para planear y desarrollar los recursos digitales que alojaríamos en el aula virtual. El tiempo, siempre tan relativo, ahora corría cada vez más rápido; la adrenalina fue nuestro principal combustible en esas semanas y logramos dejar lista el aula virtual para la fecha de lanzamiento del taller.

Era el turno de planear la propuesta académica de los talleres de capacitación y actualización docente para el segundo semestre del año 2020. Al ver que la situación se alargaba cada vez más, decidimos hacer una propuesta que apoyara a los docentes de la Facultad de Medicina a transitar hacia la educación virtual.

A pesar de que el confinamiento nos privó del contacto físico, no nos permitimos extrañarnos, puesto que cada semana nos reunimos en Meet para preguntarnos cómo estamos, revisar los pendientes y planear las actividades de cada integrante del equipo. De esta manera, los colaboradores de la Unidad de Desarrollo Académico estamos lejos, pero cerca.

DEPARTAMENTO DE INFORMÁTICA MÉDICA

Mtra. Argelia Rosales Vega

En el Departamento se desarrollan, actualizan, modifican y mejoran los sistemas informáticos de la Secretaría de Educación Médica, por lo que este trabajo se sigue realizando con actividades totalmente a distancia. Todos hemos tenido que adaptarnos a nuevos ambientes de trabajo, al uso de materiales y equipo con el que contemos en casa.

En nuestros hogares tuvimos que transformar un espacio que se convirtió en oficina y seguimos aprendiendo a desarrollarnos en ambientes de trabajo en casa; a pesar de todo ello, se ha colaborado con los diferentes Departamentos Académicos que conforman la SEM. Con Evaluación Educativa se trabajó estrechamente para realizar la Evaluación del Avance Académico I y el Examen Profesional; en este último se hicieron las modificaciones correspondientes al sistema web con el que evalúan los profesores a los estudiantes en el ECOE.

Con la UDA, se apoyó a dar de alta a profesores y estudiantes en las aulas virtuales, así como en la modificación y actualización de datos de usuarios en el sistema de registro SIRIUDA, y el apoyo al Departamento de Investigación con el alta de participantes en el Seminario de Investigación y el trabajo conjunto en escribir un artículo para ser publicado. Informática Médica crece con cada solicitud que nos llega y vamos implementando nuevas formas de trabajo con un mejor ambiente laboral.

A MODO DE CIERRE

Cada uno de los Departamentos Académicos dio voz a la experiencia en los meses de confinamiento que hasta la fecha han transcurrido, continuamos en un momento de incertidumbre, de cuidados para evitar el contagio y trabajo virtual. Ahora, tal vez un poco más adaptados a esta circunstancia y con la esperanza de que (retomando las primeras frases de un maravilloso poema de Benedetti) “cuando la tormenta pase y se amansen los caminos y seamos sobrevivientes de un naufragio colectivo, con el corazón lloroso y el destino bendecido, nos sentiremos dichosos tan sólo por estar vivos…”

Referencias
• Allende, I (2020). Una civilización basada en la desigualdad es insostenible. Tomado de: https://www.eltiempo.com/cultura/musica-y-libros/isabel-allende-cree-que-la-pandemia-es-una-oportunidad-de-mejorar-488728
• Benedetti, M. “Cuando la tormenta pase”. Tomado de: https://enredversados.wordpress.com/2020/04/13/cuando-la-tormenta-pase-mario-benedetti/
• Fosslien y West Duffy (2020). How to Combat Zoom Fatigue. Harvard Business Review. Tomado de: https://hbr.org/2020/04/how-to-combat-zoom-fatigue?language=es
• Morin, E (2020). Edgar Morin: “Vivimos en un mundo incierto y trágico”. Tomado de: https://www.milenio.com/cultura/laberinto/edgar-morin-pensamiento-complejo-tiempos-coronavirus
• Noah Harari, Y (2020) Toda crisis ofrece también una oportunidad. Tomado de: https://es.unesco.org/courier/2020-3/yuval-noah-harari-toda-crisis-ofrece-tambien-oportunidad