El pasado 27 de abril se cumplieron 100 años de que el Consejo de Educación mexicano aprobara, a propuesta del entonces Rector José Vasconcelos, el escudo y lema de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“El escudo y el lema de la Universidad son símbolos que nos brindan verdadera identidad, nos llenan de orgullo, modelan la conducta colectiva y convocan a la unidad”, afirmó el doctor Enrique Graue Wiechers, Rector de la máxima casa de estudios, ante integrantes de la Junta de Gobierno, Junta de Patronos y representantes de la comunidad universitaria, al encabezar la ceremonia por los primeros 100 años de estos símbolos universitarios.

El Rector destacó que estos símbolos resguardan la memoria de nuestra historia, la cual se entreteje con el espíritu del presente y perfila los quehaceres universales de esta casa de estudios: “Con su esencia académica, su autonomía, sus valores y sus emblemas, la UNAM nos ha dado cobijo bajo una voz que nos une y nos incentiva a pensar en todo lo que falta por hacer para que las futuras generaciones puedan escuchar, con orgullo, compromiso y dignidad, el espíritu de México y de su Universidad”.

«Ambos son un emblema que refrenda una memoria viva y vigente, que amalgama nuestras raíces, reúne nuestros logros y anhelos, vislumbra el futuro que le da significado al alma universitaria con la que todas y todos nos definimos e identificamos».

Dr. Enrique Graue Wiechers

Por su parte, el doctor Leonardo Lomelí Vanegas, Secretario General de la UNAM, rememoró que hace un siglo el Consejo de Educación aprobó que el escudo de esta casa de estudios fuera un mapa de la América Latina con la leyenda “Por mi raza hablará el espíritu”, que significa “la convicción de que la raza nuestra elaborará una cultura de tendencias nuevas, de esencia espiritual y libérrima. Sostendrán el escudo un águila y un cóndor, apoyado todo en una alegoría de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, el símbolo del agua y el nopal azteca”.

Por décadas, el escudo y el lema han quedado grabados en la vida de millones de mexicanas y mexicanos. Asimismo, algunas expresiones con las que las y los universitarios de ayer y hoy describen las emociones que les evocan estos símbolos son libertad, identidad, autonomía, orgullo, sentido de pertenencia y arraigo.

Tanto el lema como el escudo son elementos que le han dado identidad histórica a nuestra comunidad y se han mantenido como símbolos de la autonomía, de la libertad de pensamiento, de la convivencia entre distintas corrientes y de la responsabilidad que tienen los universitarios con la sociedad. Ambos elementos han viajado y son conocidos y reconocidos a nivel mundial: el escudo con su ave bicéfala formada por la unión del águila mexicana y el cóndor andino; y el lema, construido con 26 letras distribuidas en seis palabras.

El doctor Fernando Vizcaíno Guerra, Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, destaca la importancia del concepto de la raza, y la idea de la “raza cósmica” en el lema de la Universidad Nacional: “No hay duda de que Vasconcelos concibe la historia de occidente entre el mundo hispánico y el mundo anglosajón, porque no hay que olvidar el contexto histórico en que se crea nuestro lema. Hablamos de los años veinte, que en Europa, y en buena medida en Norteamérica, existía la idea de una superioridad racial, la de los blancos o arios, particularmente”. José Vasconcelos se opone a esa idea a través de la “raza cósmica”, la cual reúne las cuatro razas principales: afros, blancos, asiáticos y amerindios.

“Entonces la raza cósmica no es otra que nosotros mismos, los mestizos que, a diferencia de la supuesta raza pura, es una mezcla diversa que constituye la fuente de la fortaleza”, señala el doctor Vizcaíno Guerra, por lo que también el escudo de la UNAM alude a la importancia de la unidad latinoamericana, para defender su especificidad cultural, su autonomía política, jurídica y territorial frente al mundo anglosajón.

Historia de los escudos

Cuando el rey Carlos V aceptó en 1551 la propuesta de fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, para crear la primera universidad de México concedió, como parte de los favores otorgados, el derecho de utilizar las armas reales como escudo. Así, a finales de 1570 éste fue elaborado; de ahí surgieron dos variantes relacionadas con el otorgamiento de la sanción Pontificia a la Universidad, por el papa Clemente VIII en 1595.

El cuarto se realizó cuando la institución en el México independentista se denominó Nacional y Pontificia Universidad de México en 1821. Al año siguiente, con Agustín de Iturbide como emperador, se convirtió en Imperial y Pontificia Universidad de México, por lo que se diseñó un quinto escudo. Sin embargo, tras la caída de Iturbide, en un lapso breve, se regresó a la denominación e identidad de Nacional y Pontificia.

El sexto escudo fue creado para la Escuela Nacional Preparatoria por órdenes de Gabino Barreda. El séptimo y penúltimo que se registra y valida como parte de la historia, data de la época de Justo Sierra y Ezequiel A. Chávez, en 1910.

Cuando se presentó el actual, José Vasconcelos dijo: “el escudo de la Universidad Nacional consistirá en un mapa de la América Latina, con la leyenda ‘Por mi raza hablará el espíritu’”.

*Con información de los boletines UNAM-DGCS-366 y UNAM-DGCS-367

*Fotografías tomadas de la página https://www.dgcs.unam.mx/

Janet Aguilar