“Gente que lo conocía de manera muy cercana se daba cuenta de que él era una persona incluso introvertida en el momento en que se le trataba, pero cuando había público, él nuevamente, atado a esa figura que se había convertido, tenía que empezar a hacer disparates, tener esa presencia y esos magníficos bigotes”, apuntó la maestra Nuria Galland Camacho al describir a Salvador Dalí durante la sesión del Curso-taller de Historia del Arte, transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM.

La responsable de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina recordó que el artista español (1904-1989) experimentó con el impresionismo y el futurismo, corrientes que moldearon sus intereses y que antecedieron a aquella en la cual desarrollaría la mayor parte de su obra: el surrealismo; una corriente que busca conciliar la aparente división entre el mundo de los sueños y la vigilia, lo concreto con lo blando, la sensualidad con la putrefacción, “espacios completamente alucinantes que trastocan el orden tradicional”, indicó la maestra Galland Camacho.

Un momento de controversia fue cuando Dalí conoció a su amada esposa Gala, que en aquel momento estaba casada con el poeta surrealista Paul Éluard. Ese hecho, junto con la ambivalencia de Dalí frente a situaciones políticas, causó disgusto entre los surrealistas, por lo que el artista se apartó del grupo y se refugió con Gala en la región de Portlligat, España.

Otro suceso polémico en la vida del pintor sucedió con la muerte de su amigo, el poeta Federico García Lorca, de quien lamentó su partida, pero también aseguró que “se lo había quitado de encima” porque estaba enamorado de él. Respuestas como ésta vislumbran que Dalí fue objeto de controversia tanto en sus relaciones personales como en su arte y su imagen pública.

“La obra de Dalí no se puede deslindar de su figura. Él mismo es una obra de arte. Es un genio autoproclamado, él se llama a sí mismo como genio al nivel de Miguel Ángel y de Leonardo, y también se denomina un loco confeso”, indicó la especialista al recordar que también admiraba a Hitler, no por lo que hizo sino por ser el más loco de todos los locos. El pintor incluso llegó a convivir con Franco sabiendo que él había sido responsable de la muerte de García Lorca por ser una amenaza contra el régimen y por ser homosexual.

Dalí también tenía interés por la ciencia y el misticismo. Admiraba el trabajo de Albert Einstein y en muchas ocasiones hizo referencia al catolicismo en su obra. Una de sus pinturas más conocidas, La persistencia de la memoria (1931), fue inspirada en la Teoría de la Relatividad de Einstein y en el queso Camembert. “También vincula la idea del queso con la presencia misma de Dios. Entonces muchas veces declaraba que Dios era de queso”, comentó.

Se cree que podría haber un gran número de obra gráfica falsa de Dalí, ya que dejó muchas hojas firmadas con su nombre para que después de su muerte se siguieran vendiendo sus obras. «Dalí fue un artista que en vida y muerte siguió buscando desconcertar al público a través de su misterio y excentricidad, haciéndonos reflexionar si de verdad era un loco, un genio o las dos cosas», concluyó la maestra Galland Camacho.

Diego Castaño