El Departamento de Microbiología y Parasitología (DMyP) de la Facultad de Medicina de la UNAM organizó el segundo simposio virtual “SARS-CoV-2/COVID-19”, el cual contó con la participación de diferentes expertos, quienes presentaron información relevante y actual sobre las nuevas variantes virales, inmunidad y el proceso de vacunación. El simposio fue coordinado por los doctores Margarita Cabrera, Jefa del Departamento, y Rodolfo García, Coordinador de Investigación.

Al hablar de la “Vigilancia del virus SARS-CoV-2 en México”, el doctor Alejandro Sánchez, de la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva y Bioinformática del Instituto de Biotecnología de la UNAM, explicó que la genómica surgió en los años setenta gracias al doctor Frederick Sanger, que descubrió cómo saber el orden de los nucleótidos que conforman a los ácidos nucleicos; este hallazgo permitió decodificar la información genética de casi cualquier organismo. La genómica ha tenido múltiples avances que han facilitado estudiar el genoma del coronavirus, conocer su estructura y mantener un seguimiento de la presencia de las variantes y mutaciones que hay en el país.

La mayoría de los cambios estructurales del virus SARS-CoV-2 se han presentado en la proteína espiga, que ha favorecido que el virus sea más transmisible. Por otra parte, el especialista destacó que la información sobre la prevalencia de las variantes es reportada al Instituto Nacional de Referencia Epidemiológica y la Secretaría de Salud para tomar decisiones y realizar intervenciones en salud.

La doctora Paula Licona Limón, Investigadora Titular A del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, habló sobre “La respuesta inmune en la infección por SARS-CoV-2” y explicó que el cuadro clínico de la infección por coronavirus suele tener un comportamiento heterogéneo en cada paciente debido a factores como edad, género, comorbilidades y respuesta inmune; esta última tiene dos tipos: innata y adaptativa, en cada una intervienen diferentes tipos celulares, no obstante, el coronavirus tiene diferentes mecanismos para evadir en distintos puntos la respuesta antiviral.

Asimismo, resaltó que de acuerdo con diversos estudios se ha encontrado que los pacientes con infección grave tienen disminución de linfocitos T, así como un incremento en mediadores proinflamatorios. En los pacientes que desarrollan cuadros complicados existe una tormenta de citocinas y exacerbación de la respuesta inmunológica que deriva en daño tisular y muerte; de igual forma, se encontró que los pacientes con enfermedad letal tienen una producción retrasada de anticuerpos.

Sobre las “Variantes virales en la emergencia y reemergencia de enfermedades infecciosas”, la doctora Rocío Tirado Mendoza, académica del DMyP, resaltó la tendencia de los virus a desarrollar mutaciones y variantes, sobre todo en aquellos de RNA como el coronavirus. Otros ejemplos de virus que han presentado cambios son el virus del Zika, del Nilo Occidental y Chikungunya. Las mutaciones suelen ocurrir en proteínas o aminoácidos clave y se traducen en cambios estructurales que pueden alterar significativamente las características epidemiológicas virales y dar lugar a enfermedades emergentes y reemergentes.

Explicó que las variantes virales pueden surgir por mutaciones de Novo, recombinación o mutaciones intrahospedero; estas mutaciones pueden ser de selección positiva o selección negativa, y las primeras generalmente benefician la transmisión viral. El estudio de la distribución y la frecuencia de las variantes ha sido de vital importancia para diagnóstico, seguimiento y tratamiento.

La doctora Rosa María Wong Chew, Jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM, brindó un panorama sobre las variantes de coronavirus predominantes en el mundo y destacó que el desarrollo de las vacunas contra este virus se ha dado en tiempo récord, y durante la pandemia se han desarrollado vacunas a partir de virus, vectores virales, material genético y proteínas.

Al referirse a las “Vacunas contra COVID-19”, explicó que las vacunas de los laboratorios Pfizer-BioNTech y Moderna emplean ARN mensajero, mientras que las de AstraZeneca, Sputnik V, Cansino, Janssen y Avimex están elaboradas a base de vectores virales; por otra parte, Sinovac, Covaxin y Sinopharm contienen virus inactivados. Actualmente, agregó, en México se ha vacunado al 53 por ciento de la población y 40 por ciento cuenta con esquemas completos, y las vacunas han tenido un impacto positivo para prevenir hospitalizaciones y casos severos de enfermedad por COVID-19.

Por su parte, el doctor Mauricio Rodríguez Álvarez, académico del DMyP, habló sobre “Resistencia antimicrobiana y COVID-19: suma de desastres” y explicó que las bacterias han desarrollado diferentes mecanismos para sobrevivir, uno de ellos es la resistencia que tienen a los antibióticos, este fenómeno puede afectar diferentes áreas de la Medicina, la producción de alimentos por enfermedad en plantas y animales, así como generar múltiples pérdidas económicas.

Destacó que durante la pandemia ha habido un sobreuso inesperado de antibióticos debido a infecciones asociadas a la atención a la salud, y automedicación, lo cual ha aumentado la resistencia de las bacterias. Recalcó que los antibióticos no deben usarse de forma innecesaria, sobre todo en los pacientes ambulatorios con casos leves de COVID-19 y mencionó la importancia de reestablecer los servicios de salud para prevenir y detectar otras enfermedades infecciosas, entre otras medidas.

Al exponer el tema “Persistencia de SARS-CoV-2 en el humano”, la doctora Evelyn Rivera Toledo, académica del DMyP, indicó que la presencia de secuelas tras la infección por SARS-CoV-2 es frecuente. Estas manifestaciones pueden considerarse como un síndrome post COVID-19, tienen una duración mayor a 12 semanas tras el inicio de la enfermedad y no pueden ser justificadas mediante un diagnóstico alternativo; la fatiga y el cansancio son los síntomas más persistentes.

Existen múltiples hipótesis que podrían explicar el origen de las secuelas: autoinmunidad, alteración del metabolismo por daño directo, desregulación de la respuesta inmune y persistencia del SARS-CoV-2 en reservorios tisulares. Por otro lado, señaló que en pacientes inmunosuprimidos o en casos en los que el virus tiene mecanismos eficientes de evasión de la respuesta inmune, éste podrá permanecer por tiempo prolongado en el organismo. También explicó que la persistencia del ARN viral puede generar un estímulo constante para el sistema inmune, favoreciendo la inflamación crónica y la presencia de síntomas a largo plazo.

Ricardo Ambrosio