El dolor es una sensación sensorial y emocional desagradable que surge ante un daño físico, es una señal subjetiva que permite identificar cuando hay un problema en el organismo. La forma de percibirlo se ve afectada por factores socioculturales, genéticos, moleculares, celulares, fisiológicos y psicológicos; todos ellos van a estar relacionados entre sí.

La licenciada en Fisioterapia Fernanda Xilonen García Albiter, académica de la Licenciatura en Fisioterapia de la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que existen diferencias en la percepción del dolor entre los distintos géneros y sexos; hombres y mujeres tienen diferentes umbrales.

Estudios realizados en el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM arrojaron que niveles altos de progesterona aumentan la tolerancia de las mujeres al dolor, las concentraciones más altas de esta hormona se dan cuando la mujer se encuentra embarazada; asimismo, otros estudios han demostrado que la acción de la dopamina también contribuye a reducir la percepción de los estímulos dolorosos tanto en hombres como en mujeres.

El género que se asigna al nacer con base al sexo biológico se acompaña de una serie de reglas y comportamientos sobre cómo responder a los estímulos nociceptivos, estos aprendizajes van permeando desde edades tempranas e interfieren en nuestra forma de percibir el mundo”, indicó al explicar que el abordaje del dolor desde la perspectiva de género implica tener en cuenta la etiología de las enfermedades, pues éstas afectan de forma distinta a cada género en todos los ámbitos de su vida.

En su oportunidad, el licenciado en Psicología Eduardo Jiménez Armenta, académico de la Licenciatura en Fisioterapia, destacó que existen factores que modifican la percepción de este estímulo, como la edad, los hechos que experimenta cada persona durante su ciclo vital, factores sociales y económicos que intervienen en el acceso a la atención médica o a tratamientos analgésicos, la educación, ideologías y creencias. Subrayó que el dolor, además de tener un componente fisiológico, tiene una dimensión subjetiva que se basa en la interpretación que le dan las personas.

“El dolor es lenguaje, es expresión, una forma de interactuar con el otro, van incluidos muchos significados, valores e interpretaciones que se transmiten mediante el uso de la palabra”, señaló en la conferencia transmitida por Facebook Live y moderada por la licenciada en Fisioterapia Fernanda De Blas, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Por otra parte, explicó que el dolor también es una cuestión mental, la pérdida de personas valiosas genera otra forma de entenderlo, este sufrimiento puede intervenir en el dolor físico, pues la mente y el cuerpo son dos elementos que no están separados. De igual forma, las mujeres tienden a prestar más atención a los aspectos emocionales del dolor que sufren, mientras que los hombres dan mayor relevancia a los aspectos sensoriales; en esta forma de expresar el dolor intervienen fuertemente los roles sociales.

Ricardo Ambrosio