El enamoramiento es un proceso fisiológico y neuroquímico, determinado por algunas hormonas y neurotransmisores que se secretan en el cerebro, como la serotonina, dopamina, endorfinas, encefalinas, adrenalina y oxitocina, que son las responsables de la presencia de diversas emociones que se presentan en el momento que ocurre la interacción con alguna persona de quien te enamoras.

La doctora Beatriz Cerda De la O, integrante de la Comisión Interna para la Igualdad de Género de la Facultad de Medicina de la UNAM, recalcó que durante la adolescencia el enamoramiento puede sentirse de una forma más intensa debido a que tanto la dopamina como la serotonina tienen una sensibilidad más amplia en el cerebro en esta etapa de la vida, y afirmó que generalmente el enamoramiento dura alrededor de dos años y, posteriormente, las personas se pueden volver a enamorar y redirigir sus sentimientos hacia otra persona o las parejas pueden tener un vínculo más intenso, que es el amor.

“La idea del amor romántico nos dice que es el estado ideal o perfecto para todos, que es la única forma de conseguir la felicidad verdadera, para toda la vida y que nos complementa, y debemos entender que no es así, estar soltera o soltero no es anormal y estas personas se encuentran bajo una presión social permanente para tener pareja, casarse o tener hijos o hijas”, comentó la especialista en Psiquiatría.

De igual forma, la doctora Cerda De la O advirtió que siempre se debe identificar que no se viva una situación de violencia en el caso de tener una pareja, y puntualizó que hay un ciclo de la violencia de pareja donde existen tres fases: de tensión, explosión y luna de miel. La primera, donde la persona puede percibir que hay algunas situaciones de tensión, burlas, gritos y amenazas; el siguiente paso consiste en que sin importar lo que se haya hecho para evitar el enojo de la otra persona, llega el momento de la agresión; y en la tercera fase, después de la violencia el agresor pide perdón, promete que no va a volver a actuar así, hace creer que la relación ha cambiado y la víctima vuelve a confiar. “Las relaciones violentas pueden durar alrededor de 10 años y es más difícil separarse de una relación violenta que de una no violenta”, indicó.

En la conferencia transmitida por Facebook Live (https://bit.ly/35yxEZ8) y YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=TQDGwPoDk4Q), la experta subrayó que es un mito creer que amar es dar todo lo que podemos, pues primero se deben anteponer las necesidades propias; de igual forma, se tienen que reconocer cuáles son los límites personales e identificar qué es lo que se desea hacer o no en una relación; la pareja tiene que entender que la otra persona está en todo el derecho de detenerse en cualquier momento de una interacción erótica si así lo elige.

“Otra creencia es que el sexo es igual al amor”, afirmando que “se pueden tener prácticas sexuales sin necesidad de un vínculo amoroso”. Apuntó que es importante recordar que “cada persona debe cuidarse a sí misma y que podemos cuidarnos mutuamente si queremos, pero no es una responsabilidad del otro, y el amor que voy a dar primero debo dármelo a mí misma”.

Finalmente, indicó que todas las relaciones sanas van a respetar los derechos sexuales y reproductivos, los cuales se encuentran plasmados en la Cartilla de Derechos Sexuales de Adolescentes y Jóvenes de la Secretaría de Salud.

Azucena Xancopinca