La película Lady Bird ocurre en Sacramento, California, en el año 2002, cuando la joven Cristine McPherson, llamada a sí misma como “Lady Bird”, enfrenta su último año en el instituto con el deseo de conseguir una plaza en la universidad en un ambiente cosmopolita, para así empezar una nueva vida lejos de los suburbios. Como cualquier adolescente, ella vive dentro de un mundo de contradicciones de una personalidad marcada, llamativa, rodeada de inseguridades y miedos que oculta bajo gritos y lágrimas.

Para analizar esta cinta desde la perspectiva de género durante el Cinedebate de febrero, organizado por el Programa de Estudios de Género en Salud (PEGeS), el doctor Ariel Vilchis Reyes, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, mencionó que la protagonista se encuentra en una situación en donde debe cumplir expectativas académicas, sociales, de sexualidad, a la vez que intenta ocultar sus inseguridades.

“Debo rescatar un punto importante y que tiene que ver con el género, que precisamente es un constructor social que está determinado a partir de las expectativas sociales y de las normas que nuestra comunidad nos impone. Y entonces es un constructo que está en constante dialéctica con nuestro entorno, con nuestro sentir, con nuestra experiencia y lo que podemos ver en esta cuestión es cómo a partir de esto uno construye su identidad”, explicó el doctor Vilchis Reyes.

Al analizar la parte donde la mamá de Lady Bird y la sociedad en general establecen los estereotipos de género, es decir, aquellos comportamientos que se imponen social y culturalmente con ideas sexistas y patriarcales de lo que es ser una mujer o un hombre, colocando en una posición jerárquica a los segundos sobre las mujeres, se logra identificar al momento que se le quiere imponer la universidad a la cual debe asistir para no alejarse del hogar.

“Existen ciertas estructuras que siguen permeando a pesar del cambio social. Vamos mejorando, pero aún permanecen estos estereotipos de condiciones sexogenéricas que provocan la triple carga de trabajo en las mujeres, que les orilla a tener ciertas conductas y por las cuales muchas veces son tachadas como anómalas, locas, obsesivas compulsivas, obstinadas y que mucho tienen que ver con este comportamiento para salir a flote de todas estas expectativas y de esa presión social que se ejerce en las mujeres y a otros géneros que se les considera inferiores”, reflexionó el doctor Vilchis
Reyes.

Por otra parte, la doctora Luz María Moreno Tetlacuilo, Coordinadora del PEGeS, se refirió a la subjetividad como parte del aparato psíquico, el cual va acumulando experiencias y saberes en el cerebro, y que a la vez hace que interpretemos el mundo, los discursos que otros tienen y tengamos personalidades diferentes, como en el caso de Lady Bird.

“Si trabajamos en una visión más amplia de la sexualidad, eso dará una mejor orientación a todas las relaciones y entenderemos que la sexualidad se vive de muchas formas y a todas las edades, porque en realidad caemos en estereotipos inalcanzables”, concluyó la doctora Moreno Tetlacuilo al referirse al problema de las altas expectativas sobre la sexualidad en la película.

Eric Ramírez