El proceso de envejecimiento en una persona conlleva una serie de déficits físicos, mentales y sociales; en el punto central se encuentra la pérdida de memoria asociada con la edad.

El doctor Antonio R. Villa Romero, Jefe del Departamento de Metodología de la Investigación de la División de Investigación de la Facultad de Medicina de la UNAM, señaló que la prevalencia de deterioro cognitivo en personas mayores de 60 años es de 7.3 por ciento, ligeramente mayor en mujeres que en hombres.

“La reserva cognitiva es una reserva cerebral acumulativa a lo largo de la vida y es, por tanto, dinámica e interactiva; esta capacidad nos permite resolver retos de memoria, y se ha demostrado que se relaciona con la preparación educativa de la persona, es decir, a más años escolares estudiados, existe mayor reserva cognitiva, lo que también se ve reflejado en las actividades laborales y empleos más complejos”, mencionó el especialista.

En la sesión 208 del Seminario Permanente de Salud en el Trabajo, transmitida por Facebook Live (https://bit.ly/35GQ7mg) y moderada por el doctor Rodolfo Nava Hernández, Coordinador de Salud en el Trabajo de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad, el doctor Villa Romero indicó que “podemos aumentar nuestra reserva cognitiva constantemente, solucionando problemas, leyendo, bailando, tocando un instrumento musical, hablando un segundo idioma, realizando actividad física y con la dieta, sobre todo alimentos que tienen alto contenido de antioxidantes”.

Por su parte, la doctora Adriana Rodríguez Sánchez, médica cirujana y maestra en Ciencias de la Salud, Campo Disciplinario de Salud en el Trabajo, del Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Médicas, Odontológicas y de la Salud de la UNAM, explicó que la complejidad laboral se entiende como aquellas habilidades que realiza un trabajador en su centro de trabajo, conformado por las actividades relacionadas con el uso de herramientas u objetos, datos o información y trato con personas.

En la investigación que realizó la doctora Rodríguez Sánchez durante su maestría, con la tutoría del doctor Villa Romero, se analizó a trabajadores activos y jubilados que acudían a la Universidad de la Tercera Edad y se determinó el nivel de reserva cognitiva de los sujetos por medio del Cuestionario de Reserva Cognitiva, así como el nivel de complejidad laboral mediante una historia laboral y, a su vez, evaluó la relación que tenían estas dos variables ajustadas por variables confusoras.

“La reserva cognitiva se encontró con una puntuación de 14.5, la cual es alta comparada con otros estudios, el 76.1 por ciento tenía un nivel de educación mayor a 12 años y proyectaba una reserva cognitiva alta; respecto a los modelos de regresión logística encontramos que los momios de tener una reserva cognitiva alta en estas personas con una ocupación compleja durante su vida laboral, era 10 veces más que en las que tienen ocupaciones de complejidad menor, sin embargo, al ajustarlo con las variables confusoras no fue significativo, lo que se podría explicar porque los sujetos evaluados tenían una reserva cognitiva bastante alta”, señaló la experta.

Finalmente, indicó que las ocupaciones de mayor complejidad se encontraron asociadas de forma lineal con la reserva cognitiva, pues son ocupaciones en las que generalmente se requieren habilidades de interacción social y negociación, además de competencias técnicas, de atención y control.

Azucena Xancopinca