Durante la pandemia por COVID-19, las medidas de seguridad dentro de las empresas han sido modificadas para reducir los riesgos de contagio por este nuevo virus, y han evolucionado con base en los nuevos descubrimientos.

En ese sentido, en la sesión 209 del Seminario Permanente de Salud en el Trabajo, transmitida por Facebook Live (https://n9.cl/y7o1c) y moderada por el doctor Rodolfo Nava Hernández, Coordinador de Salud en el Trabajo de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, la doctora Alejandra Silva García, académica de dicha Coordinación, y el doctor Angelo Michel Hernández García, médico de empresa especializado en COVID, hicieron un recuento de los momentos donde se plantearon nuevas medidas en las empresas para seguridad de las y los trabajadores.

Al destacar que la Salud en el Trabajo es un área encargada de crear un ambiente sano y condiciones dignas laborales para los trabajadores, la doctora Silva García recordó que cuando la COVID-19 llegó a México, el 28 de febrero de 2020, se reconoció como un riesgo emergente, al que nunca antes se había enfrentado y se caracterizó por tener un alto riesgo de transmisión. Así, el personal de salud comenzó a trabajar en un plan nacional para controlar la enfermedad, creando el personaje de Susana Distancia como parte de la Jornada Nacional de Sana Distancia, el 20 de marzo de ese año.

En esta primera etapa de la pandemia, muchas empresas se encargaron de adaptar el trabajo desde casa para evitar las aglomeraciones en los centros de trabajo o contagios en transporte público. Igualmente, se tomó la decisión de resguardar al personal vulnerable, así como extremar precauciones con el uso del equipo de protección personal, como cubrebocas, caretas y googles. Además, se implementó el uso de tapetes y arcos sanitizantes, los cuales hasta la fecha no cuentan con comprobación científica sobre su eficacia.

Posteriormente, se promocionó la “nueva normalidad”, que empezó a funcionar el 4 de junio de 2020. Este plan de acción consistió en cuatro niveles de alerta (semáforo) y un protocolo por ubicación geográfica de las empresas, el cual se dividió en pequeñas, medianas y grandes empresas, donde se especificaron los filtros de ingreso para reducir el riesgo de infección para el retorno al trabajo.

El médico de empresa ha tenido la labor de medir los riesgos de esta enfermedad, ocupándose de seguir los protocolos estatales, días de incapacidad y seguimiento de los casos positivos, para asegurarse de siempre tener trabajadores sanos, lo cual es fundamental para que sigan operando las empresas.

Por su parte, el doctor Hernández García mencionó que también se deben considerar las secuelas físicas y mentales que ha dejado la COVID-19 en trabajadores contagiados, que pudieran afectar su salud o la productividad en sus áreas de trabajo.

Sobre la vacunación, el especialista recomendó a los médicos que platiquen con los trabajadores sobre sus beneficios, y aunque “no podemos obligar a nadie a que lo haga, sí podemos compartir lo que sabemos para mejorar su calidad de vida”.

Finalmente, el doctor Hernández García recordó la relevancia que tienen los médicos de empresa y el importante papel que han desempeñado durante la pandemia, pues son los responsables de valorar todas las aristas que pueden surgir en casos de emergencia, como ha sido la COVID-19.

Luz Aguirre