Los opioides son de suma importancia dentro del campo de los cuidados paliativos por el papel que juegan en el control de síntomas como el dolor y la disnea, sin embargo, su consumo trae consigo diversos aspectos económicos y sociales.

El doctor Alfredo Camhaji Samra, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, mencionó que los opioides son analgésicos muy eficaces para controlar el dolor agudo, porque actúan rápido y directo sobre los receptores cerebrales, y por lo general son medicamentos seguros cuando se toman por un periodo de tiempo corto y siguiendo las indicaciones médicas, pero a veces son utilizados de manera inapropiada y se toman en forma diferente a la adecuada, por ejemplo, en mayores cantidades y sin contar con una receta médica, por lo que su consumo irregular e inapropiado puede llevar a la dependencia por su alto potencial adictivo.

“Después de consumir opioides, muchas veces el cerebro se adapta a la droga y su sensibilidad disminuye, lo que hace que resulte difícil sentir placer con otra cosa que no sea la droga, esto puede llevar a situaciones de sobredosis y causar la muerte, se estima que el 70 por ciento de las 500 mil muertes por drogas a nivel mundial están relacionadas con los opioides”, expresó el doctor Camhaji Samra.

Asimismo, agregó que esto se ve favorecido porque los opioides sintéticos como el fentanilo, son drogas muy rentables, y otro factor que favorece su consumo, es que ha habido cambios en la manera en la que se comercializan las drogas, pues no solamente se venden dentro de los canales propios del crimen organizado, sino también por medio del comercio electrónico o la red oscura, además de que el fentanilo se mezcla con facilidad con otras drogas como la heroína, cocaína y metanfetaminas, lo que las vuelve más potentes y de acción más rápida.

Durante el Seminario Permanente de Cuidados Paliativos y Humanidades Médicas, transmitido por Facebook Live, y moderado por el doctor David Fajardo Chica, la doctora Clara Fleiz Bautista, del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, destacó que en un estudio realizado en personas en situación de calle en el norte de México entre 2017 y 2018, usaban heroína por vía inyectada, y la que principalmente utilizaban era la “chiva” o goma negra, pero también el “polvo blanco”; en un segundo estudio, en 2019, encontraron la presencia de fentanilo en las dosis del “polvo blanco”, también conocido como China white, para 2020 y 2021, observaron cómo comenzó a crecer la disponibilidad del fentanilo, y en 2022, confirmaron que este se ha expandido en distintas zonas de Tijuana.

Este consumo viene acompañando a distintas consecuencias a la salud, como los abscesos cutáneos conocidos como ‘cuerazos’, por la inyección de estas mismas sustancias, también vemos la hepatitis C como una infección que está presente en 9 de cada 10 personas de estas poblaciones, y el VIH con índices mayores a la población general, y un aspecto muy importante que se ha presentado con los nuevos mercados del fentanilo son las sobredosis que pueden llegar a ser fatales”, enfatizó.

Compartió que algunos de los consumidores nacen con el síndrome de dependencia porque sus madres consumían drogas en el embarazo; además, crecen en entornos de consumo con alta disponibilidad de drogas, también hay abandono parental, están expuestos a distintos traumas en la infancia, a embarazos tempranos, y se dan una serie de prácticas de riesgo como compartir las jeringas, y cerca del 70 por ciento de las personas inicia el consumo de drogas en la adolescencia.

Azucena Xancopinca