Cuando entras a la Facultad no llegas a visualizar qué tan afortunado eres de poder estudiar algo que te gusta y apasiona, y venir a una comunidad y mostrar todos los valores y principios que aprendes en la Universidad es algo muy enriquecedor”, aseguró Gabriel Orozco Godoy, médico pasante de Servicio Social de la Facultad de Medicina de la UNAM, quien forma parte del Programa “Compañeros en Salud” en el Centro de Salud Laguna del Cofre, municipio Montecristo de Guerrero, Chiapas.

Recordó que desde la preparatoria estuvo interesado en la Biología Humana: “Conocer todos esos pequeños secretos fue algo que llamó mi atención, yo quería saber cómo funcionaba el cuerpo, de qué se enfermaba y deseaba saber más, y pensé que tal vez la Medicina era lo mío”, destacó.

Asimismo, explicó que el Programa “Compañeros en Salud” se dedica a dar acceso a la salud a poblaciones extremadamente vulnerables, “ellos no sólo brindan apoyo a la comunidad, también a nosotros como pasantes nos dan una buena academia y nos apoyan si algo no está funcionando, somos una gran familia”, afirmó Gabriel.

Compartió que la respuesta de la gente que ha atendido ha sido de profundo agradecimiento, pues en la comunidad los pobladores viven situaciones muy complicadas, por lo que darles esperanza les ayuda a seguir adelante.

“Sabemos que la mayoría de los médicos se concentran en las grandes ciudades, pero me parece que llevar a los médicos pasantes del Servicio Social a estas comunidades ayuda a tener cubierta la salud de las poblaciones que más lo necesitan”, indicó.

Al preguntarle sobre algún caso que lo marcara, contó la siguiente historia: “Se trata de un hombre de 32 años, con diagnóstico de trastorno depresivo grave, con quien previamente no se pudo conseguir adherencia al tratamiento médico y psicológico, lo que complicó aún más su caso. Cuando llegué a la comunidad, fue uno de los primeros pacientes que conocí. Al comprender su contexto y sus sentimientos más profundos, día tras día acudí a visitarlo.

Sólo necesitaba a alguien que lo escuchara, ya que, a partir de esas intervenciones, él poco a poco mejoró”. Tras una pausa, Gabriel reflexionó: “Aún no lo sabe, pero él me ayudó más de lo que yo a él”.

Por otro lado, subrayó que las dificultades que se han presentado las ha resuelto apoyándose en amistades que ha formado dentro del Programa; además, aseguró que ha encontrado fortaleza en las novelas de aventuras, la música y el dibujo, pues considera que de esa forma su mente vuela y supera los retos.

Lo que más disfruto de realizar mi Servicio Social en una sede rural son los paisajes, pues es algo hermoso estar en medio de la sierra y ver kilómetros y kilómetros de bosque, todo es muy tranquilo, en la noche no escuchas nada más que el ruido de las ranas y grillos, me parece que este ritmo de vida ha cambiado todo en mí”, enfatizó el médico pasante.

Del mismo modo, resaltó que durante su Servicio Social profesionalmente ha adquirido más pericia al momento de realizar una buena semiología, soltura para abordar problemas de salud mental, y en cuanto a lo personal, consideró que ha sido un viaje de autodescubrimiento.

Cuando concluya su Servicio, Gabriel desea conocer todos los lugares maravillosos que se encuentran en el estado de Chiapas, y desea que su evolución profesional y personal continúe y haga con ello algo bueno en el futuro.

Al adelantar que le gustaría ejercer su práctica profesional en un área rural, recomendó a sus compañeros que desean realizar su Servicio Social en una sede rural “que vayan preparados para esperar lo mejor”.

Azucena Xancopinca