Desde la docencia y la clínica, pasando por el liderazgo al frente de instituciones de educación, la administración de servicios de salud, el desarrollo y la aplicación de programas sociales, hasta la permanente divulgación y análisis de temas de la Medicina actual, el doctor Octavio Rivero Serrano siempre tuvo un solo propósito: el bienestar de los mexicanos.

El exRector y Profesor Emérito de la UNAM nació en la ciudad de Puebla en 1929. Estudió Medicina en la entonces Escuela Nacional de Medicina de la Máxima Casa de Estudios, donde se recibió con Mención Honorífica como médico cirujano en 1953, con la tesis “Reconstrucción experimental de la tráquea”, y posteriormente se especializó en enfermedades respiratorias, convirtiéndose en un destacado neumólogo y un talentoso cirujano de tórax.

Motivado por seguir estudiando y especializarse, realizó cientos de operaciones de pulmón con éxito, y por su destacable labor en el Hospital General de México de la Secretaría de Salud logró ser Jefe de la Unidad de Neumología del Hospital, donde también fue Jefe del Departamento de Cirugía Experimental, Subdirector Médico y Jefe de Enseñanza e Investigación.

Su entrega a la Universidad mediante su labor docente, de investigación y su actividad académico-administrativa fue total. Fue Director de la Facultad de Medicina en el periodo 1977-1980 y su gestión destacó por la necesidad de disminuir la matrícula para mejorar la calidad de la enseñanza, pues en esos años había entre 4 mil y 5 mil alumnos inscritos que abarrotaban las instalaciones; además, promovió la actualización médica de los estudiantes en el posgrado y la actividad docente-asistencial de los académicos, e impulsó un programa de tutores para fortalecer la formación de los alumnos, así como cursos intensivos sobre temas no incluidos en el plan de estudios.

Según sus palabras, “la posición más interesante, más honrosa, más estimulante, más gratificante a la que cualquier universitario puede acceder es la de Rector”, cargo que desempeñó del 3 de enero de 1981 al 31 de diciembre de 1984.

Así, el entonces Rector Octavio Rivero puso especial atención en vincular la docencia con la investigación; instauró el Programa de Superación del Personal Académico; estableció una reserva ecológica en los terrenos de Ciudad Universitaria; creó los programas universitarios con los que la institución se ligó a los problemas de la sociedad, e implementó el concepto integral de Extensión Universitaria.

Reconocido por su capacidad como cirujano, fue Presidente de la Academia Nacional de Medicina de México, creador del Consejo Nacional de Neumología y Secretario del Consejo de Salubridad General, donde desarrolló los programas de Certificación de Hospitales, de Medicamentos Genéricos Intercambiables y de Certificación de Médicos Generales. Además, fue Embajador de México en Italia.

Constante promotor y protector de la salud de los mexicanos, en 1998 creó el Seminario “El Ejercicio Actual de la Medicina” en la Facultad de Medicina, que en 2008 cambió su nombre a Seminario sobre Medicina y Salud, desde el cual puso en escena temas como dilemas éticos de la Medicina y la necesidad de una cobertura universal en salud, entre otros.

Con su partida el pasado 12 de diciembre, el doctor Rivero Serrano nos deja un legado de conocimiento y humanismo. Descanse en paz.

Karen Hernández