En la Facultad de Medicina de la UNAM el talento no se limita a los libros de texto y las salas de estudio. Santiago Martínez Méndez, estudiante de 2º año de la Licenciatura de Médico Cirujano, demuestra que el arte y la ciencia pueden converger de manera extraordinaria.
Apasionado por el dibujo, Santiago ha encontrado en esta forma de expresión un equilibrio perfecto con su desempeño académico. Su amor por los personajes de cómics y caricaturas japonesas lo ha llevado a explorar universos creativos mientras avanza en su formación como médico; asimismo, el contraste entre los estilos de dibujo le permite experimentar con diferentes técnicas y enriquecer su habilidad artística.
“Cuando tenía 12 años me quedé maravillado con los personajes de una caricatura japonesa llamada Sailor Moon, así que comencé a dibujar a uno de los protagonistas en mis tiempos libres durante la secundaria y eso fue lo que me llevó a tomar clases de dibujo”, recordó.
A pesar de las demandas de sus estudios, Santiago encuentra tiempo para seguir alimentando su pasión por el dibujo, especialmente durante los periodos de descanso y vacaciones. Para él, cada dibujo es una oportunidad de superarse y perfeccionar su estilo, tomando inspiración de artistas como Tomohito Oda, cuya evolución artística lo motiva a seguir creciendo como dibujante.
A pesar de las dificultades que enfrentó al principio en su camino artístico, Santiago perseveró y encontró en la práctica autodidacta una vía para mejorar su técnica, utilizando sus habilidades para ilustrar sus apuntes y comprender mejor la complejidad del cuerpo humano. Esta conexión entre el dibujo y su carrera aún está en proceso de exploración, pero vislumbra la posibilidad de aplicar sus habilidades artísticas para visualizar y comprender mejor la anatomía humana, una herramienta invaluable en su futuro como médico cirujano.
“Al momento en que ves al paciente intentas visualizar en dónde se ubica el dolor usando lo aprendido durante la materia de Anatomía. Conforme vaya avanzando encontraré nuevas similitudes entre el dibujo y el proceso de la práctica médica”, indicó.
Con varios proyectos en mente y una carpeta llena de ideas, Santiago sueña con perfeccionar su estilo y quizás algún día aventurarse a crear su propio cómic. Su historia es un recordatorio inspirador de cómo la pasión y el esfuerzo pueden abrir puertas hacia un mundo de posibilidades, tanto en el arte como en la Medicina.
Diego García