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Maricarmen Morales Tapia, estudiante de la Licenciatura de Médico Cirujano
Una terapia VAC (Cierre Asistido por Vacío), o terapia de presión negativa, es una técnica avanzada para el manejo de heridas complejas, y mi experiencia con ella ha sido sumamente positiva en términos de resultados clínicos y mejora en la calidad de vida de los pacientes. Esta técnica utiliza un sistema que aplica una presión negativa controlada sobre la herida, lo que favorece la cicatrización de varias maneras.
En un caso reciente, vimos a un paciente que tuvo una amputación transmetatarsiana +escarectomia+fasciotomia+lavado quirúrgico, y presentaba una herida quirúrgica. La herida era extensa y tenía una cantidad considerable de exudado, lo que dificultaba el uso de métodos tradicionales de curación. Optamos por usar la terapia VAC, y desde los primeros días observamos varios beneficios:
- Reducción del exudado: El sistema de vacío permitió eliminar el exceso de fluidos que se acumulaban en la herida, lo cual mejoró la limpieza y redujo el riesgo de infección.
- Estimulación de tejido de granulación: Notamos una rápida formación de tejido de granulación, lo que ayudó a que la herida empezara a cicatrizar de manera más eficiente. Esto es clave en heridas crónicas o que llevan tiempo sin progresar.
- Confort para el paciente: A pesar de ser una técnica que requiere un equipo especializado, el paciente notó un alivio en la presión sobre la herida, menos cambios de apósitos dolorosos y un control mucho más eficaz del dolor en comparación con los métodos convencionales.
- Cierre más rápido de la herida: Con el tiempo, la herida empezó a mejorar mucho más rápido de lo que esperábamos, lo que permitió una recuperación más temprana del paciente.
En general, la terapia VAC demostró ser una opción eficaz para heridas complejas que, de otro modo, habrían tardado mucho más en cicatrizar. Aunque requiere monitoreo y cuidado constante, los resultados hablan por sí mismos, tanto en la evolución de la herida como en la satisfacción del paciente.