Dormir no es un lujo ni un simple descanso, es un proceso biológico esencial que regula nuestra memoria, nuestras emociones y hasta la manera en que respondemos a enfermedades. Sin embargo, en un mundo que demanda servicios las 24 horas, millones de personas trabajan en turnos rotatorios que alteran sus relojes internos y ponen en riesgo su salud física y mental.
Como parte del Seminario de Actualización en Salud Mental que organiza la Dra Ingrid Vargas Huicochea, Coordinadora de Investigación del Departamento de Salud Mental de la Facultad de Medicina, el pasado 19 de septiembre se transmitió por YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=wdvnqxq2MGo&t=4308s) la sesión número 31 de esta actividad titulada “Privación del sueño en turnos rotatorios: estrategias integrales de intervención”, la cual estuvo moderada por la doctora Aracely Tafoya e impartida por la doctora Guadalupe Terán Pérez, Directora del Centro Neurológico y de Sueño.

En su exposición, la doctora Terán explicó que el funcionamiento del organismo depende de los ritmos circadianos, regulados principalmente por la luz, que determinan los periodos de actividad y reposo: “El núcleo supraquiasmático es nuestro principal reloj, este sincronizador que le va a decir a mi cerebro: despiértate, y va a mandar información hacia los sistemas de activación. O bien, cuando se inhibe la proyección luminosa, le indica a la glándula pineal que produzca melatonina”, indicó al explicar cómo la exposición prolongada a luz artificial puede desajustar la producción de melatonina y alterar procesos metabólicos, hormonales y digestivos. Señaló que los trabajadores sometidos a turnos rotatorios, como médicos, enfermeras, policías, bomberos y empleados de industrias o servicios nocturnos, enfrentan una carga particular de riesgos como fatiga, bajo rendimiento cognitivo, propensión a errores, mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y trastornos de salud mental.
De acuerdo con la especialista, los esquemas laborales que cambian constantemente entre turnos matutinos, vespertinos y nocturnos son los más nocivos: “El peor horario que puede tener un trabajador es aquel en el que hoy trabaja en la mañana, mañana en la tarde y pasado en la noche, porque el cuerpo nunca se adapta, y cuando llega el momento de dormir en casa, el reloj biológico sigue desajustado y no permite conciliar un sueño reparador”, afirmó al advertir que tales dinámicas impiden la adaptación biológica y generan restricción de sueño de manera crónica. Estas alteraciones no se limitan al cansancio, también incrementan la vulnerabilidad a deficiencia de vitamina D, síndrome metabólico, dolor crónico, obesidad, diabetes, hipertensión, dislipidemias y depresión. “La rotación de turnos cuando no se hace de manera adecuada está documentado que va a afectar nuestro estado de salud. No es sólo estar cansado, es que todo nuestro sistema empieza a colapsar”, subrayó.

Frente a estos riesgos, la doctora Terán propuso estrategias de mitigación. Insistió en que el cronotipo (preferencia natural de una persona por realizar sus actividades a diferentes horas del día) de cada persona es determinante: “No hay que poner a trabajar en la noche a las personas que tienen cronotipo matutino. Lo ideal sería que pudiéramos elegir nuestros trabajos de acuerdo con estos ritmos”, enfatizó. Entre las medidas recomendó introducir siestas de 20 minutos durante la jornada, utilizar lámparas de alta intensidad para inhibir la producción de melatonina en el turno nocturno, ajustar la alimentación de acuerdo con el horario laboral, evitar el consumo de cafeína cuatro horas antes de dormir, suplementar vitamina D y, en algunos casos, administrar melatonina de liberación inmediata o prolongada para favorecer el inicio y mantenimiento del sueño. Explicó además el concepto de power nap, que combina la ingesta de café antes de una siesta corta para potenciar la restauración cognitiva: “Tomas café antes de una siesta breve, lo que permite bloquear la adenosina y favorecer procesos de restauración que se dan en sueño ligero, relacionados con cognición, memoria y aprendizaje”.

Asimismo, la especialista recalcó que los factores más influyentes en la aparición de trastornos son el cronotipo, los niveles de estrés y la predictibilidad de los horarios. “Cuando el trabajador no sabe cuál será su siguiente turno, esto suma un factor estresante que impacta en su salud”, señaló. También destacó la importancia de una dieta rica en triptófano, presente en pescados, leguminosas, plátano y frutos secos, que contribuye a la producción de serotonina y melatonina. Al referirse a casos de enfermedades crónicas asociadas a horarios extendidos, señaló que mejorar la calidad del sueño, realizar actividad física, mantener una alimentación adecuada, disminuir el estrés y recurrir a terapia psicológica son medidas esenciales cuando el cambio de trabajo no es posible.


La doctora Terán extendió sus recomendaciones a sectores específicos como los deportistas de alto rendimiento, quienes también enfrentan problemas de sueño debido a las cargas físicas y cognitivas. “Dormir bien es fundamental en la toma de decisiones, en la restauración muscular y en la creación de estrategias. El sueño debería ser parte integral de la preparación deportiva”, comentó.
Al cierre de su intervención, insistió en que el sueño debe ser entendido como un pilar de la salud física y mental, y no como un lujo sacrificable en las exigencias del trabajo moderno. “El mundo debería girar un poco más de acuerdo a nuestra fisiología”, concluyó, subrayando la urgencia de promover entornos laborales que respeten los ritmos biológicos y reduzcan el impacto negativo de los turnos rotatorios.
Jorge Ugalde


