La doctora María Guadalupe Ponciano Rodríguez, Coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, advirtió sobre las implicaciones sanitarias y las consecuencias derivadas de la ausencia de regulación de las bolsas de nicotina, productos que generan intoxicación progresiva en la población.
En la publicidad de distintas marcas, principalmente en Estados Unidos, se afirma que este producto es “99% menos dañino que un cigarro convencional”. Al respecto, la doctora Ponciano señaló que tal aseveración carece de sustento científico y responde únicamente a estrategias de mercadotecnia: “La nicotina, una vez que ingresa al torrente sanguíneo, tiene un efecto sistémico que afecta a todo el organismo. Las dosis contenidas en estos productos representan un riesgo latente de intoxicación para los consumidores, riesgo que se incrementa en menores de edad”, puntualizó.
Las bolsas de nicotina son pequeños sobres de uno a tres centímetros que contienen fibras impregnadas de nicotina sintética. Su consumo consiste en colocarlas entre la encía y el labio superior, lo que permite una rápida absorción debido a la alta irrigación sanguínea de la zona. Se comercializan en estuches de plástico con un promedio de 15 unidades, y su contenido puede variar entre tres, seis o hasta 15 miligramos de nicotina por bolsa, según la marca.


En cuanto a los efectos directos en la salud, la doctora Ponciano explicó que la nicotina produce irritación e inflamación, generando aftas, gingivitis y abscesos periodontales. Además, al llegar al aparato digestivo puede ocasionar gastritis, calambres y úlceras, y se ha vinculado con cáncer de colon. A nivel cardiovascular, la nicotina favorece la taquicardia, las alteraciones en la frecuencia cardíaca y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares. También estimula las glándulas adrenales, incrementando la liberación de adrenalina, lo cual produce vasoconstricción y eleva la probabilidad de infartos y eventos cerebrovasculares.
La Sociedad Australiana de Oncología (COSA) realizó un análisis de la capacidad carcinogénica de estas bolsas, encontrando contaminantes como nitrosaminas y metales pesados (entre ellos, cromo), ambos reconocidos como agentes cancerígenos.
Otro factor que aumenta su atractivo es la adición de saborizantes para contrarrestar el sabor desagradable de la nicotina. Según la doctora Ponciano: “El cerebro asocia el efecto estimulante de la nicotina con el sabor dulce, lo que favorece la dependencia. La industria las presenta como productos discretos, que pueden consumirse en la escuela o el trabajo, lo que incrementa su atractivo para adolescentes e incluso para niños”.
Aunque son publicitadas como una alternativa para dejar de fumar, la especialista aclaró que su propósito real es diversificar la oferta de la industria tabacalera: “A diferencia de medicamentos aprobados para la cesación, como los parches de nicotina —regulados por la industria farmacéutica—, estas bolsas no contribuyen a abandonar el consumo. Al contrario, refuerzan la adicción y con frecuencia llevan al uso combinado de cigarrillos electrónicos o incluso de cigarrillos tradicionales”.
En México, las bolsas de nicotina se introdujeron en 2024. Actualmente se discute la construcción de un marco legal para regularlas, aunque su prohibición estricta es una alternativa considerada. Sin embargo, la experiencia con otros productos de nueva generación, como los cigarrillos electrónicos, muestra que la prohibición por sí sola no ha logrado detener su venta indiscriminada.
Sobre la posible regulación, la doctora Ponciano advirtió que implica importantes retos: “Sería necesario contar con laboratorios de química analítica capaces de verificar el contenido real de nicotina en estos productos y crear una infraestructura sólida de inspección a cargo de Cofepris. Sin embargo, gran parte de estos dispositivos proviene de Asia y se desconoce su composición exacta, lo que incrementa el riesgo sanitario”.
Finalmente, se refirió al paquete económico 2026 de la Cámara de Diputados, que contempla por primera vez la posibilidad de gravar con impuestos a las bolsas de nicotina y otros productos de nicotina sintética, aunque persiste un vacío legal respecto a su regulación integral.
La doctora Ponciano concluyó: “Es fundamental advertir sobre los riesgos de estos productos. Hoy en día millones de personas en el mundo consumen nuevos productos de tabaco, mientras el problema del cigarro convencional aún no ha sido resuelto”.
Este caso ilustra cómo los intereses económicos de la industria tabacalera se mantienen en conflicto irreconciliable con el derecho a la protección de la salud de la población.
Claudia Villalpando


