El 30 de septiembre se realizó una sesión más del foro Hablemos ClaraMENTE 2025, una iniciativa de la Coordinación de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, en el marco del Mes Mundial del Alzheimer. La doctora Ruth Alcalá, médica cirujana por la Universidad de Guadalajara, especialista en Psiquiatría con alta especialidad en Psicogeriatría e investigadora en el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, y la doctorante Marlene Morales, especialista en Cuidados Paliativos y en atención a pacientes con discapacidad, presentaron el tema “Demencia: Memoria, identidad y cuidado”, moderado por su organizadora, la doctora Ingrid Vargas Huicochea, junto con la doctora Claudia Ramírez.
La doctora Alcalá comenzó aclarando una de las preguntas más frecuentes y más difíciles: ¿Cómo distinguir el envejecimiento normal de las señales tempranas de demencia? “Con la edad se van perdiendo algunas de nuestras capacidades. Eso no significa que tengamos que correr al médico. El cerebro empieza a experimentar ciertos cambios, como olvidar nombres o tardar más en aprender cosas nuevas. Lo importante es cuando esos olvidos comienzan a afectar la funcionalidad: perder objetos, hacer preguntas repetidas, perderse en lugares conocidos, descuidar la higiene o la capacidad de manejar el dinero. Ahí ya estamos hablando de un proceso distinto”, explicó. Añadió que en el caso del deterioro cognitivo leve, hasta un 60% de las personas pueden evolucionar a una demencia, siendo la más frecuente la enfermedad de Alzheimer, y subrayó que “lo que marca la diferencia es la pérdida de la autonomía” .
La dimensión familiar fue abordada por la doctorante Morales, quien relató experiencias de pacientes y cuidadores: “En la práctica me ha tocado acompañar a pacientes cuyos hijos viven lejos. Una mujer me decía: “Mijita, algo sucede en mi cabeza. Sé que algo aquí no funciona bien”. El diagnóstico tardó seis años en llegar y mientras tanto ella ya no podía preparar comida, usar la lavadora o expresarse con su esposo, que además cursaba con un deterioro cognitivo”. La especialista advirtió que muchas familias reaccionan con violencia verbal por frustración: “Les dicen “¿por qué no haces esto, por qué se te olvida?” sin comprender que no es a propósito. Es la enfermedad la que se manifiesta. Por eso debemos ver al individuo más allá del Alzheimer: hay una persona que requiere amor, cuidados y empatía, y la familia también necesita contención” .
La conversación también giró hacia la prevención y los factores modificables. La doctora Alcalá insistió en que mantener bajo control la hipertensión, la diabetes, la obesidad y la dislipidemia, así como evitar el tabaco, el alcohol y el sedentarismo, son medidas clave para preservar la salud cognitiva. A ello sumó la importancia de atender la depresión, combatir el aislamiento social y mantener una estimulación cognitiva constante: “No se trata sólo de hacer crucigramas, sino de aprender cosas nuevas, de retar al cerebro, de disfrutar nuevas actividades. Esto no empieza en la vejez, comienza desde la infancia”, afirmó. Además, enfatizó que en las demencias no basta con los medicamentos y llamó a “rescatar el valor de la rehabilitación, como se hace en las fracturas, incluir actividades físicas, sensoriales y tecnológicas, así como la capacitación de cuidadores y el trabajo interdisciplinario, puede ralentizar el avance de la enfermedad” .
En otro momento, Marlene Morales habló del desgaste emocional de las familias: “No se trata de llegar a una aceptación inmediata, sino a una resignificación. La enfermedad puede durar hasta 15 años; por eso es indispensable acompañar a la familia, validar sus emociones y construir redes de apoyo comunitarias”. Compartió la importancia de los cuidados paliativos y de no olvidar que “el cuidado para la familia es tan importante como el cuidado para la persona” .
Las ponentes coincidieron en que el reto no es sólo clínico, sino también social y cultural. La demencia no debe entenderse como una consecuencia inevitable del envejecimiento, ni los olvidos normalizarse. La doctora Alcalá recordó que “pareciera que los queremos cuidar desde el amor, pero un amor desinformado. La responsabilidad es informarnos, capacitarnos y construir una red de cuidado integral que dignifique a las personas con Alzheimer y a sus familias”.
Jorge Ugalde


