La Facultad de Medicina de la UNAM, a través del Departamento de Farmacología, inauguró el nuevo ciclo de seminarios “Jóvenes en la investigación” con la participación de la doctora Nidia Samara Rodríguez Rivera, profesora asociada del Laboratorio de Farmacología Bioquímica Clínica de dicho departamento, quien compartió los avances de su línea de trabajo en farmacogenética aplicada a enfermedades metabólicas, con especial énfasis en la diabetes tipo 2.

Durante su exposición mencionó que la diabetes es un problema creciente que representa la octava causa de muerte en el mundo y la segunda en nuestro país. Enfatizó que, según las encuestas nacionales, la prevalencia en México pasó del 9.2% en 2012 a cerca del 11% en 2023, y que este aumento sostenido es motivo de alarma. “Más o menos el 75% de los pacientes, aun con tratamiento, no alcanzan las metas de control. Esto es realmente preocupante porque nos está hablando de que tenemos un gran índice de falla terapéutica”, advirtió. La investigadora recalcó que estas fallas tienen un alto costo económico y social, tanto para los pacientes como para el sistema de salud, y que exigen nuevas estrategias que mejoren la eficacia de los tratamientos.


Durante la conferencia transmitida por YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=lToQFjOibRc) y moderada por la doctora Diana Barrera Oviedo, explicó que la farmacogenética estudia cómo las variaciones en los genes influyen en la respuesta a los medicamentos, lo que abre un camino hacia terapias personalizadas. “A un grupo de personas se les puede dar el mismo tratamiento y pueden existir diferencias en la forma en que reaccionan. A algunos les va mejor, a algunos les va peor. Parte de estas diferencias podrían estar determinadas por variaciones genéticas”, señaló.
En este contexto, detalló que su investigación se ha concentrado en dos fármacos de uso extendido: la metformina, que constituye la primera línea de tratamiento en diabetes tipo 2, y la glibenclamida, utilizada como segunda opción en combinación con la primera. A través del análisis de polimorfismos genéticos asociados a transportadores de metformina y a los canales de potasio que actúan como blanco de la glibenclamida, su objetivo es identificar biomarcadores que expliquen las variaciones en la eficacia terapéutica y los efectos adversos observados en pacientes.

Como parte de su proyecto, la doctora Rodríguez Rivera presentó datos obtenidos con 297 pacientes de la Clínica de Especialidades Churubusco del ISSSTE. Explicó que uno de los hallazgos más significativos fue la distribución atípica del polimorfismo no codificante -3T. “Uno de los resultados que más nos ha llamado la atención es el del polimorfismo -3T, porque las frecuencias alélicas fueron totalmente diferentes a otras poblaciones mexicanas e incluso a la mayoría de las poblaciones del mundo”, señaló. Este resultado puede estar relacionado con la pérdida más rápida de control glucémico en algunos pacientes, lo que refuerza la importancia de seguir indagando si estas variantes podrían usarse como biomarcadores para la toma de decisiones clínicas.

Ante la interrogante sobre la diversidad genética dentro del país, la ponente reconoció la complejidad del panorama. “Decir mexicano es muy genérico, no es lo mismo un mexicano del norte que uno del sur. Sí somos diferentes entre nosotros y eso puede reflejarse en mutaciones o variaciones puntuales que no se expresan con la misma frecuencia”, explicó.
También respondió a inquietudes sobre el papel de la genética frente a factores ambientales en la falta de control terapéutico: “No creo que se deba totalmente a la genética. Definitivamente tiene que ver con alimentación y estilo de vida, aunque los factores genéticos también juegan un papel”. En otro momento, al referirse al estado actual de la disciplina en el país, señaló: “Estamos en la fase de describir y entender, y muy lejos de llegar a aplicaciones reales”.

El seminario concluyó con un reconocimiento a la relevancia clínica de la investigación, destacando la valiosa aportación de trasladar los hallazgos del laboratorio al análisis directo en pacientes, un aspecto fundamental para una enfermedad que afecta a millones de personas en México. La doctora Rodríguez Rivera agradeció a los integrantes de su laboratorio y a los estudiantes que han colaborado en el proyecto, subrayando que aún queda camino por recorrer, pero con la convicción de que el estudio de la farmacogenética puede abrir nuevas oportunidades para que la medicina en México avance hacia tratamientos más personalizados y eficaces.
Jorge Ugalde


