“Me atrevería a asegurar que desafortunadamente todos conocemos a una persona que ya fue diagnosticada con cáncer de mama e incluso que ya falleció”, indicó la doctora Salma Elizabeth Jiménez Badillo, destacada investigadora biomédica con experiencia en la industria farmacéutica que ha dedicado su vida profesional al estudio y tratamiento del cáncer, y quien con esa frase contundente recordó que el cáncer de mama no es una estadística lejana, sino una realidad que toca de cerca a todas las familias.

Durante la sesión 241 del Seminario Permanente de Salud en el Trabajo, transmitida por YouTube (https://youtu.be/5BojPF5FKkI?si=gmozdLxqgDmMV8rz) y organizada por el doctor Rodolfo Nava Hernández, Coordinador de Salud en el Trabajo de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad, la investigadora indicó que, de acuerdo con la publicación de Globocan 2020, “cada año se diagnostican 2.3 millones de casos de cáncer de mama en el mundo, lo que lo convierte en el cáncer más frecuente, incluso por encima del cáncer de pulmón. Asimismo, más de 684,000 mujeres fallecen anualmente, lo que representa el 15.5% de las muertes por cáncer en mujeres”.
En ese sentido, subrayó que el panorama en México es igualmente alarmante: 31,043 nuevos casos diagnosticados cada año y alrededor de 8,195 muertes, lo que equivale al 27.9% de los cánceres femeninos. “En nuestro país, la incidencia es mayor que el promedio mundial. Esto nos habla de la urgencia de reforzar la prevención, el diagnóstico temprano y el acceso equitativo a tratamientos”, enfatizó la especialista.

Asimismo, resaltó que “un gran logro fue que se reconociera al carcinoma de mama de tipo especializado como una enfermedad de trabajo, siempre y cuando se demuestre que hay una asociación directa con la exposición a diferentes agentes causales dentro del entorno laboral”.
Explicó que este avance quedó plasmado en el padecimiento número 49 de la nueva Tabla de Enfermedades de Trabajo publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 4 de diciembre de 2023, así como en la cédula número 49 del “Catálogo de las Cédulas para la Valuación de las Enfermedades de Trabajo”, publicado en el DOF el 30 de abril de 2024, donde se especifican los agentes causales, los criterios diagnósticos y los puestos de trabajo de mayor riesgo, como es el caso de personal expuesto a radiaciones ionizantes, humo de tabaco o jornadas laborales nocturnas. “Es muy importante visibilizar y ser conscientes de cómo estas condiciones laborales pueden influir para el desarrollo del cáncer de mama”, subrayó.

Con un enfoque didáctico, la ponente repasó los factores de riesgo no modificables: edad, sexo, historia familiar, mutaciones genéticas, menarquia temprana o menopausia tardía, así como los modificables, entre ellos la obesidad, el sedentarismo, el consumo de alcohol y tabaco, y el uso prolongado de terapia de reemplazo hormonal.


También enfatizó los riesgos laborales: “Hoy en día se sabe que trabajadoras con exposición directa a radiaciones, humo de tabaco o jornadas nocturnas tienen un mayor riesgo. Estos factores, por mucho tiempo, pasaron desapercibidos”.
Por otro lado, la ponente advirtió que “la ruta de la paciente con cáncer de mama no es un camino lineal. Es un camino de subidas y bajadas, como una montaña rusa”. Por ello, insistió en los tres pilares de la OMS: promoción de la salud, diagnóstico temprano y tratamiento oportuno. Explicó que cuando la enfermedad se detecta en estadio localizado, la probabilidad de supervivencia a cinco años es cercana al 100%; en estadio regional baja al 85%, y en etapa metastásica desciende dramáticamente a menos del 30%.
Por ello, la doctora Jiménez llamó a las y los médicos a promover entre las trabajadoras la importancia del chequeo anual: “Invito a los médicos de empresa a que incentiven a las pacientes a hacerse su diagnóstico anual. Tenemos citas imperdibles cada año con nosotras mismas y con nuestro diagnóstico”.

Recordó que las herramientas diagnósticas más eficaces incluyen la mastografía bianual en mujeres de 40 a 69 años, el ultrasonido mamario a partir de los 30 y la resonancia magnética en pacientes de alto riesgo. La especialista también habló sobre el impacto que esta enfermedad tiene en las familias y en la economía: “Sabemos que las mujeres invierten un 80% del gasto familiar en salud. Más del 90% son quienes toman decisiones de salud en las familias, y el 70% representan la fuerza laboral. Mejorar la perspectiva global de la salud para todos requerirá de un enfoque centrado en las mujeres”.


Finalmente, la doctora Jiménez cerró con un mensaje de reflexión: “La prevención y el diagnóstico temprano es una tarea de todos y también de los médicos de empresas que hoy nos acompañan”. El evento concluyó con un agradecimiento general y la certeza de que la información compartida representa un paso más en la construcción de entornos laborales más seguros y saludables y en la lucha contra una enfermedad que, diagnosticada a tiempo, puede salvar miles de vidas.
María Morales


