“Hasta hace algunos años se pensaba, y todavía, que la administración de hospitales era algo banal, sin importancia, enfocada a los registros de asistencia, la compra de alimentos y productos de limpieza del hospital, y que no era una actividad técnico-científica; sin embargo, tiene otras dimensiones y perspectivas”, afirmó el doctor Guillermo Fajardo Ortiz, profesor titular en el Diplomado de Gestión y Liderazgo de Servicios de Salud de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Al hablar sobre la Asociación Mexicana de Hospitales (AMH), de la que fue presidente en dos periodos sucesivos, recordó que se fundó en 1953, tiempo en el que se inició la administración de hospitales, que hoy se conoce como gestión de servicios de salud.

“En esa época no se aplicaban los conceptos de misión, visión, eficacia, equidad, estrategia, riesgos, gestión, acreditación, entre otros, o se usaban sin connotación clara. En la designación de los directores no se tenía en cuenta su preparación o experiencia médicoadministrativa […], lo que podía suponer servicios deficientes. Esta situación no está del todo abandonada”, aseguró.

Señaló que hay hospitales que existen desde la época colonial, en ese entonces no se conocía el manejo y la utilidad de la información estadística: “¿Qué hacían?: había reglas que cumplir o se administraban sin objetivos claros. Desde el ángulo de su infraestructura física para mejorarlos, surgió el binomio médico-arquitecto que funcionó bastante bien; ahora se acompañan de más personal que se ocupa de esto, como enfermeras, diseñadores e ingenieros”.

El doctor Fajardo Ortiz, quien tiene una amplia trayectoria en la organización y administración de hospitales y ha laborado en todas las instituciones del sector salud del país y en varios de América Latina, agregó que él se hizo miembro de la AMH en 1956, año en que tomó un curso que cambió su vida personal y profesional, pues lo llevó a “otras dimensiones sociales”.

Lili Wences